XII. ¡Y MI NOVIA!

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Narra Francisco Roberts

Mi celular indicaba la una de la mañana, tuvimos que descender muchas veces de las vías aéreas porque se acababan los tramos permitidos para nuestro elemento, llegamos al mundo siete y mi hermana al fin se había quedado dormida, estaba agotada, siempre ha sido mi niña pequeña, y dormida se ve tan pacífica que temo despertarla y que se encuentre con una montaña rusa de sentimientos e información que harán que vomite de lo revuelta que pueda estar su mente.

Llegamos al mundo siete por tierra, no era un lugar bonito, carecía de colores vivos, era anticuado y con tecnología casi inexistente, todo era cemento y ladrillos, la parte con mejor tecnología son las cárceles las cuales están diseñadas para garantizar que nadie se escape, al pasar los años y ver películas por fin entendimos la clave de la seguridad, la organización, inteligencia, vigilancia, controlar todo y a la vez nada, engañando la mente de las personas, ese es el éxito.

Llegué a duras penas por la agrietada carretera en mal estado hasta un destartalado negocio abandonado, antes era un centro de boxeo y entrenamiento, por eso es perfecto para lo que debemos hacer.

Dejo el auto afuera donde ya hay una moto, la moto de Camila, que raro, calculaba que fueran los últimos en llegar y que llegarán en un jet, el mismo que nos prometió su hermano.

— Algo malo está pasando— Murmuró Lía que ya se había soltado el cinturón— quédate aquí y despiértala, que mantenga la calma, estaré adentro y cuando se calme entren, y desactiva el GPS del auto— las palabras de mi hermana eran susurros fuertes y contundentes, no importa el volumen de tu voz si estás confiado de lo que haces, y Lía sin duda tiene claro lo que debemos hacer.

— Muy bien, en unos minutos entro— Le avisé, también me solté el cinturón y después de apagar el auto y su rastreador, abrí la puerta solo para salir y abrir la de los asientos traseros.

Metí medio cuerpo en el auto puesto que Clarissa estaba acostada de lado a lado, acaricié sus cabellos rubios, su piel como porcelana, es tan diferente, pero yo la siento tan igual a mí, para mí, es mi hermana de sangre, indiferente a lo que piense Lía, es nuestra hermana, aunque sus facciones no lo demuestren... Pero eso solo es algo externo y sin importancia, las apariencias no determinan tu vínculo con las personas.

— Claris— La moví un poco.

— Claris despierta ya llegamos— La volví a mover con delicadeza y vi como abría sus ojos, Clarissa nunca fue difícil de despertar, no es perezosa y no le gusta mucho dormir, es más, siempre se levanta primero porque según ella, "quien se levanta primero ríe después", eso es una hermosa frase enseñada por mi novia, cualquiera lo notaría enseguida, yo mismo he sufrido de las peores bromas del equipo de Clarissa y Etihw.

— ¿Dónde estamos?— preguntó mi hermana, tenía la voz más aguda de lo normal por acabarse de levantar, estaba somnolienta y rasposa. Con rostro desconcertado vi cómo se sentaba correctamente en los asientos así que terminé de entrar en el auto y me senté a su lado, ella talló sus ojos mieles y por fin los abrió viendo que aun efectivamente seguía en el auto, sus ojos vagaron desorbitados por las ventanas y frunció el ceño, lo que me dice que no le ha gustado para nada la vista.

— Francisco Roberts— Empezó a hablarme mi hermana de una forma pausada y cínica, sus ojos se oscurecieron y su sonrisa amplia daba miedo— ¿Por qué maldita razón me has traído a este maldito basurero en el medio de la absurda nada?— Empezó a sacudirme muy bruscamente, la fuerza de esta niñata era absurdamente irreal.

— ¡Bueno ya! Fue suficiente— Dije tomando a Clarissa de los brazos para que dejara de zarandearme— Mantén la calma— Fue lo que le dije, pero supe que no funcionaría— Mejor solo no te alteres mucho— Alzó una ceja y me miró incrédulo.

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