Narra Clarissa
Las lágrimas se colaban por mis ojos sin mi permiso, aunque igualmente no las iba a detener, jamás me había dolido sus ofensas tanto como ahora, me sentía perdida y culpable.
Dejé mi moto aparcada cuando llegué a la frontera, después de dos horas de viaje a toda velocidad, me hallaba en la ciudad in ore gladi, una pequeña ciudad en el lado Nor-este de la frontera que conecta con el mundo de la nada. Justo en frente de donde dejé mi moto hay una gran y hermosa casa propiedad de la familia Brith Hana, pero hoy no venía a amargarle el día a Etihw. Sentía que a veces era muy pesada y que solo la veía cuando había problemas, así que hoy simplemente dejé la moto y aferrándome a mi chaqueta mientras intentaba parar mis sollozos descontrolados caminé cinco kilómetros más hasta llegar al mundo de la nada, un pedazo de tierra en el centro de los territorios, es en ese lugar en el que los reyes podían verse sin problema, era un territorio neutro para comerciar y nada más que eso. No es muy frecuentado por las personas, ya que los reyes tienen pocos ánimos de usar el diálogo como medio de comunicación y los habitantes de los cuatro reinos viven presos del miedo a cualquier cosa, así que prefieren la monotonía y seguridad de la ley.
Cuando me hallé en un pequeño bosquecito con un hermoso lago me senté en un banco que hay construido con piedras y abracé mis rodillas a mi pecho.
— Mamá si estas en alguna parte escuchándome...— Dije con la voz entrecortada pensando que estaba sola, solo quería desahogar un poco de la pena que sentía, se dice que cuando afirmas las cosas en voz alta se hacen más reales que cuando divagan solo en tus pensamientos, pero a pesar del dolor necesitaba decir todas estas palabras.
— Quiero decirte que lamento haberte quitado la vida, no entiendo por qué elegiste que naciera, si ya tenías dos preciosos hijos con los que hubieras sido feliz, una menos no habría hecho la diferencia— Todo esto lo decía en medio de pequeños espasmos y sollozos que me ahogaban cuando hablaba, pero sin sentirme más aliviada simplemente había empezado a llorar con más intensidad.
Sentí una pequeña brisa fría que pasó por mi lado, pero me extrañó bastante porque hoy no había ni una hoja moviéndose, esa pequeña corriente de aire no fue producto original de la naturaleza.
— ¿Hay alguien aquí?— Solo hubo más silencio.
— ¡Quién sea de la cara, prometo no atacar!— Volví a exclamar esta vez con un tono de voz más alto.
Sabía que mis ojos estaban rojos porque los sentía hinchados, imaginaba que mi pelo está desordenado, las mejillas rojas junto con mi nariz no darían un aspecto para nada amigable.
— ¿Tú eres Clarissa Roberts?— Preguntó alguien, sabía que era una chica con solo sentir su aguda voz, pero no parecía querer hacerme daño aunque de igual forma, pensé bastante si debía responder o no.
— Sí, yo soy Clarissa, puedes salir de donde estés escondida no pasa nada— Volví a repetir, porque si iba a hablar con alguien a quien no conocía, aunque ella conozca mi nombre, al menos debía poder verle la cara, no quería pensar que otra vez estaba volviéndome loca como la noche anterior.
Estaba dando vueltas sobre mí mismo eje cuando noté que las ramas de un árbol estaban moviéndose y vi como una chica de baja estatura por lo que podía ver de su silueta bajaba del árbol y se acercaba a pasos lentos hacia mí.
— Es un gusto por fin conocerte Clarissa, mi nombre es Camila – La chica que estaba enfrente mío era bastante linda, su pelo era negro azabache cortado sobre los hombros, usaba gafas y se veía amigable.
Pude observar cómo tomó aire y lo botó muy rápido como si estuviera demasiado nerviosa.
— Yo soy Camila Neira Roberts, tu prima— Cuando lanzó esas palabras me quedé estática.
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CUATRUPLEX
Science FictionLa leyenda cuenta que la última anormal fue Leticia Macfire quien juró antes de morir que: "Solo quienes piensan por si mismos lograran el control total" Eso es todo, su información ha sido borrada de la historia, la gente inventa cuentos de terror...