Narra Jane Beicker
—¡Jane...! ¡Jane Beicker! ¿Dónde se ha metido esta niña?— Al escuchar el llamado de mi jefa salí corriendo de donde estaba "limpiando" y atravesé ese pasillo con una gran alfombra impecablemente limpia con unos hermosos diseños y suntuosas piezas de porcelana muy costosas en unas repisas debidamente acomodadas.
Mientras corría manejaba la densidad de mi cuerpo sobre el agua controlando mi elemento y encargándome de llegar más rápido con la señora Smith, pero asegurándome de que nadie me vea, puesto que se supone que "yo no manejo mi elemento en ningún sentido y me relegaron a sirvienta". Mi ventaja es que estoy en una casa de una pareja de casados 2- dominantes del poder, ambos ocupantes de altos cargos lo cual me beneficia pues logro obtener información clasificada como hace un momento que estaba "limpiando" y en realidad quería enterarme por qué el señor Smith lleva tanto tiempo dentro de esa oficina junto con, para mi mala suerte padre, quien es forense y hace parte de la comunidad de soldados o sea es un 3.
— Ya era hora ¿dónde estabas metida?— El tono de voz de la señora Smith siempre era implacable.
Agaché la cabeza mientras mantenía mi fastidio en lo más profundo de mi ser, he aprendido a ser muy rigurosa con cada cosa que hago o digo.
—Lo siento mucho, señora— Dije con tono respetuoso y volví a levantar la vista—¿Se le ofrece algo?— Pregunté manteniendo el porte profesional que a ella tanto le agradaba de mí, puesto que este dato me lo reveló después de mi entrevista para poder conseguir el puesto en esta casa.
—Debo salir en este momento a la oficina... Quiero que hagas la cena y cuando vuelva mi hija Mia, no quiero enterarme de que ella salió de casa sin permiso porque inmediatamente la culpa será tuya... ¿Me has escuchado bien Beicker?— Su tono sonó muy firme y daba a entender que era crucial que su hija no hiciera actos de rebeldía.
Mientras decía todo esto me hizo un gesto para que le ayudara con su abrigo y cosas, me moví rápido y con agilidad a su alrededor, cambie sus zapatos de entre casa y le puse enfrente sus zapatos formales que eran unos tacones no muy altos, ella hizo una pequeña sonrisa de lado satisfecha con mi productividad.
—Sí señora le he entendido bien— Respondí viéndola a los ojos algo que no suele ser en los sirvientes, pero que a ella le gustaba pues creía que era necesario para mostrar interés y respeto.
—Bueno entonces ya me voy y hazme el favor de llevarle algo de beber a mi esposo y su invitado, ya que creo que la reunión se extenderá— Su orden fue hecha mientras caminaba hacia la puerta.
Me le adelanté y le abrí la puerta que se deslizó automáticamente.
—Sí señora— Volví a repetir esa respuesta que podía llegar a decir más de 10 veces en el día, ella asintió levemente y se marchó siendo impulsada por una corriente de agua que lleva directo a su oficina.
Me detuve un momento antes de cerrar la puerta y me di cuenta de que en el gran reloj de arena que está en el centro de la plaza principal ya no quedaban sino menos de 24 horas, lo cual significaba que en menos de 24 horas habrían pasado 100 años desde la muerte de Mac-fire y de Camp-Terra, dos personas que para la mayoría significan la importancia de las castas y la separación entre los elementos... pero yo soy la rara excepción en esos pensamientos.
Entré a la cocina y antes de preparar la cena me encargué de hacer un café bien cargado como le gusta al señor Smith, conociendo los gustos de mi progenitor hice su café en la medida exacta entre café y leche, cogí una bandeja y en ella puse azúcar en un recipiente pequeño con una cucharilla, coloqué ambas tazas y me encamine a mediana velocidad hacia la oficina de nuevo, teniendo que volver sobre mis anteriores pasos por el pasillo.
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CUATRUPLEX
Bilim KurguLa leyenda cuenta que la última anormal fue Leticia Macfire quien juró antes de morir que: "Solo quienes piensan por si mismos lograran el control total" Eso es todo, su información ha sido borrada de la historia, la gente inventa cuentos de terror...