XIV. ONDAS

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Pum... Pum... Pum...

Así se escuchaban los agitados corazones de Tristán y Clarissa, en esta media hora solo han hecho una serie de golpes y ejercicios de calentamiento, pero ninguno de los dos era conformista, así que con solo el calentamiento ya estaban sudando, más no estaban exhaustos. Clarissa se había quitado la franela quedando en el top deportivo de antes y Tristán se quitó la camisa. Clarissa no podía negar que estaba buenísimo, el abdomen bien definido, la espalda ancha y con los músculos marcados.

— Una foto dura más— Le había dicho el joven cuando al final decidió quitarse la camisa y su compañera se le había quedado mirando.

— ¿De qué hablas?— Se hizo la desentendida— No te miraba a ti. Sabes, vivía con mi hermano, no es como si jamás hubiera visto un torso— Tristán se sorprendió de cómo Clarissa disimulaba las situaciones, la rubia ni siquiera se había sonrojado que era lo que normalmente pasaba.

— Si tú lo dices— El comentario hizo que Clarissa soltara una carcajada, sabía que él esperaba que fuera como las otras chicas, el sonrojo y la risita tonta y todo eso, pero eso no sería posible, en sus planes no estaba ser ridícula... Además, entre más lejos esté del contacto de un hombre mejor.

Clarissa estaba meditando mientras tomaba un poco de agua en que tal vez sería más sencillo dominar tierra primero porque estaba entrenando con Tristán.

— Oye— Clarissa se había dedicado a no llamarlo por su nombre, casi siempre le decía algún apodo o simplemente se refería a él sin llamarlo de ninguna forma— ¿Qué te parece empezar tú con fuego y yo con tierra?—

— Lo mismo estaba pensando ¿Empezamos?— Tristán estaba relajado y en su zona de confort, extrañaba entrenar así, la vida que tenía antes de que lo marcaran con un absurdo número, pero cuando se enteró de que sus hermanos manejaron las pruebas para que no fuera dominante le dio un poco de rabia, pero entendía y tenía la mente abierta a que había que esperar al eclipse.

— No seas un viejo amargado— Rezongó Clarissa.

— Quien le dé primero un golpe en la cara al otro tendrá que enseñar su elemento de primero— Clarissa se encogió de hombros— Sencillo— Su frescura y su sonrisa de lado en poco tiempo ya se le volvieron a Tristán características de ella.

— Me agrada como piensa esa cabeza— Tristán le dio dos toquecitos en la coronilla a Clarissa y soltó una carcajada burlándose de su baja estatura bastante evidente en ese momento cuando estaban frente a frente.

— Cuando te parta la nariz no te vas a reír Morgesten— Clarissa soltó un bufido, cuando se fastidiaba fruncía el ceño y se le encendían las mejillas.

— No puedo tomarte en serio cuando te ves como una niña— La risa de Tristán seguro se escuchaba por todo el almacén.

Clarissa bufando de nuevo y aprovechando la distracción puso el brazo en posición y le dio un gancho en la cara; la estridente voz de Tristán dejó de escucharse, le salía sangre de la nariz y veía a Clarissa asombrado, se tocó la nariz y puso la mano enfrente. Sus dedos estaban rojos.

— Yo nunca dije cuándo era el momento de golpear— Clarissa se empinó mucho y estiro el brazo y le dio dos golpes en la coronilla al joven.

— Límpiate la cara y prepárate para enseñarme a dominar tu elemento— La carcajada de Clarissa saboreaba cada sílaba de la palabra victoria, tomó su botella con agua y dándole otro sorbo la volvió a dejar en el suelo y se fue al centro del primer piso del almacén donde había un espacio específico para entrenar los elementos, es una cámara de simulación de la energía de los cuatro elementos donde hay pruebas y circuitos.

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