4 de diciembre

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-¿Ya está listo mi encargo?-preguntó papá entrando por la puerta de mi oficina.

-Ahí está tu regalo de navidad.-apunte a los sobres que estaban en mi escritorio.

-Esto me dará mucho dinero.- dijo tomándolos y sentándose frente a mi.

-¿Te dará?-enarqué una ceja.

- Tú generas el dinero, yo te pago. Eso dice tu contrato.

-Eso es explotación.

- Tú decidiste trabajar con nosotros, yo no te obligue a aceptar los términos y condiciones.

-Espero un aumento con esto. Prácticamente acabo de crear un nuevo departamento en esta editorial.

-No tengo duda que eres mi hija.-me sonrió con orgullo.

-Esta marca de nacimiento lo confirma-apunté a la mancha que tenía a un costado de mi cuello, exactamente en el mismo lugar en donde él tenía la suya.

-Pero tienes el temperamento de tu madre.

-Oye, eres responsable de eso, yo no te mandé a elegirla.

-¿Sabes? a veces creo que fue así. Tuviste tanta suerte, sabías lo que hacías.-se llevó un dedo al mentón, de manera pensante.

-Reservaré mi derecho de opinan al respecto.

-¿Segura? es tu oportunidad.-enarcó la ceja izquierda, la misma que yo siempre levantaba.

-Por mi salud mental, si.

- Está bien.-se encogió de hombros.-Te tengo buenas noticias: debido a tu propuesta, y a la aceptación de todos los corporativos, serás la encargada de coordinar todo lo implicado con publicar tu primera novela. En unos días, antes que comiencen las vacaciones de navidad, te llegará una lista en la que te sugeriremos historias de las que nos has presentado como candidatas. Será tu decisión, y responsabilidad, publicarla el próximo año.

-¡Oh por Dios!-grité de emoción.-No puedo creerlo.

-Esos meses de esfuerzo están dando frutos.-sonrió con satisfacción.-Además no lo harás sola.

-¿Qué?

-Acabamos de aceptar una pasantía de último momento de una estudiante de la Universidad de Washington. La asigné a ti, para que te ayude. Para finales de enero tienen que entregar un avance del trabajo, si bien les va, podría considerar un segundo pasante.

-¡Muchas gracias!- me levanté y lo abracé con aún más emoción.

-La haré pasar, tienen mucho trabajo.-con una última sonrisa se fue.

Regresé a mi lugar y llevé una mano al pecho, últimamente sentía que me daría un paro cardíaco. No podía creer lo que estaba pasando, tantos años de trabajo y preparación estaban valiendo la pena.

Tocaron delicadamente la puerta y unos ojos color café se asomaron por ella; era una chica muy hermosa, delgada y de piel morena. Tenía el cabello recogido en una coleta y un par de lentes colgaban del cuello de su suéter. Había una carpeta en sus manos, que apretaba contra su pecho, se veía nerviosa.

-Hola.-dije sonriente.

-Hola.-respondió tímidamente.

-Siéntate, por favor.-señalé la silla que estaba frente a mi escritorio.

Sin decir alguna palabra se sentó, sus hombros estaban tensos y se llevaba un mechón de cabello tras su oreja como si fuera un tic nervioso.

-Tranquila, no te voy a morder.-dije divertida, sonrió.-¿Cuál es tu nombre?

31 Days of DecemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora