25 de diciembre

60 7 0
                                    

La cabeza me dolía como jamás en mi vida lo había hecho, el irritante ruido del teléfono no me ayudaba en nada. Lo descolgué y colgué rápidamente, había pedido ser despertada a medio día y lo hicieron. Los ojos me ardían horriblemente y estaban hinchados, mi cuerpo se sentía tenso y pesado, no quería levantarme de la cama y no lo hice por una hora, según lo que decía el reloj de la habitación.

Pedí servicio a la habitación pero no fui capaz de comer ni la mitad de mi comida, tenía el estómago revuelto y se negaba a aceptar cualquier tipo de alimento, a excepción de agua. Rendida tomé otro baño, eso me permitiría postergar lo inevitable al menos por un rato más, además de que me ayudaba a sentirme segura y tranquila. El agua estaba caliente y llena de burbujas, el hotel ofrecía sales de baño con aroma a lavanda y me ayudaba aun más.

Ahora que todo había pasado, que las aguas se han calmado, los golpes de realidad eran más crudos y fuertes, dejándome una terrible sensación en el pecho. El enojo pasó a ser decepción y la impotencia a rendición, estaba cansada física y mentalmente, no quería saber nada de nadie, mucho menos de Robert. Quizás todo lo que dijo anoche fue por un arranque de enojo, no lo sabía y no me importaba, aunque me dolía admitir que había cierta verdad; era consciente de que suelo meterme en los problemas de las personas pero no por morbo o algo parecido, lo hacía porque me gusta ayudar, porque quiero que las personas estén bien y superen sus problemas. Nunca esperaba nada a cambio, no tenía porque hacerlo, era un acto completamente desinteresado y yo estaba bien con eso, a pesar de lo que la gente creyera. También entiendo que tomo las cosas demasiado personal, pero era algo inerte en mi, no puedo evitarlo y eso me causa muchísimos problemas, pero considero que esta vez está justificado; ¿qué debería hacer? ¿aceptar el hecho de que años de esfuerzo de mi familia se irán en menos de tres días? ¿permitir que un completo desconocido venga y desarme todo lo que por décadas fue construido y pulido? ¿debería aceptarlo solamente así? ¿sin que nadie hubiera tenido la consideración de mencionármelo aunque sea una vez? me sentía traicionada por las personas en las que más confiaba y quería, no era justo que me excluyeran de esto con la estúpida excusa de que no lo tomaría bien, pues adivinen qué, lo tomé de la peor manera.

El abuelo siempre había expresado su deseo de que yo me encargara de la editorial, si por él fuera me dejaba a cargo a mi en vez de papá, pero no estaba lista, aun me quedaba mucho por aprender, hasta mi propio padre apoyaba la idea. Había pasado tanto tiempo en ese edificio; conocía a las personas, los pasillos, los departamentos, todo y parecía que eso no bastaba. Quizás me encerré en la tonta ilusión de que todo estaba bien y nada malo pasaba, soñaba tanto con estar trabajando ahí, tener mi oficina y publicar libros que cambiarían el mundo, había romantizado tanto la idea porque era lo que yo quería, era lo que yo buscaba y me esforzaba por lograrlo. Nadie tiene el derecho de decirme que estoy mal, no deberían. He entregado gran parte de mi vida a ello y merecía ser reconocida.

Con determinación, y en un acto un tanto impulsivo, salí de la bañera y me vestí, tomé mis cosas y marqué mi salida del hotel, tuve que pagar un extra pero no me importó, tenía claro lo que tenía que hacer. Tomé un taxi y pedí que me llevara a Capital Hill, a la casa de mis padres. Durante todo el camino pensé en las cosas que quería decir e iba a exigir, no me quedaría con los brazos cruzados, no permitiría que esto pasara sin antes haberlo intentado, protegería con uñas y dientes la editorial, eso era lo correcto. Llegamos tras media hora de viaje y había varios autos estacionados en la entrada, el mío seguía ahí. Después de pagar caminé con paso decidido a la puerta y la abrí sin tocar el timbre o esperar a que alguien me atendiera, me dirigí directamente a la sala donde sabía que todos estaban y estaba en lo correcto; mis padres, Anne y Theo estaban sentados, no conversaban y parecían tristes y preocupados, en cuanto crucé por la puerta todos se levantaron.

-¡Isa!-exclamó mamá.-¿Estás bien? ¿dónde has estado?-se acercó a abrazarme, dejé que lo hiciera pero no le correspondí.

-¿Me van a contar lo que está pasando?-pregunté seca ignorando a mamá.

-Isa, no creo...-comenzó a decir Anne pero la interrumpí.

-No me importa lo que ustedes crean, tengo derecho a saberlo. Si no me lo dicen lo conseguiré por cuenta propia.-miré a todos de manera severa.

Mi tono era fuerte y serio, demostrando lo decepcionada y enojaba que estaba con ellos, no estaba bromeando y sabían eso.

-¿Hace cuanto está pasando?-le pregunté a papá, no se atrevía a verme.

-Un año,-respondió.- cuando comenzaron las demandas.

Tuvimos un importante accidente en el área de imprenta no hace más de un año; una de las máquinas colapsó y provocó que varias personas salieran lastimadas y un par murieran. Los que trabajaban ahí había exigido por más de seis meses solucionar un serio problema de seguridad y nadie la atendió, temiendo que algo como eso pasara. En cuanto sucedió llovieron demandas a la editorial, exigiendo pagar exageradas cantidades de dinero por daños colaterales y algunos rasguños, aunque estaba justificada su exigencia, también querían aprovecharse de la situación. Cosa que papá no me explicó, haciéndome investigar por mi propia cuenta.

-¿Por qué no me lo dijiste?-pregunté severa.

-No lo entenderías.-seguía mirando al suelo.

-Inténtalo, merezco saber la verdad.

Se quedó pensando un momento y negó con la cabeza, era demasiado necio, al igual que yo.

-No esperes a que me quede con los brazos cruzados y acepte todo esto, por que no será así.-escupí con enojo.- Hasta que no decidan contarme la verdad no me molestaré en pedir su ayuda, - miré a todos.- lo haré con o sin ustedes.

Di media vuelta y me dirigí a mi habitación más en un acto impulsivo que de estar segura que mis cosas estuvieran ahí, y por suerte así fue

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Di media vuelta y me dirigí a mi habitación más en un acto impulsivo que de estar segura que mis cosas estuvieran ahí, y por suerte así fue. Tomé mi celular, mi cartera y mis llaves para salir dando un portazo de la mansión, me subí a mi auto y conduje a casa, gritando en un intento de sacar todos los sentimientos y pensamientos que estaban jugando conmigo. Al llegar a casa me encerré en mi habitación, no estaba de humor para ver la excesiva decoración de navidad, mucho menos recordar el haberla puesto con Robert.

¿Qué pensaba ahora sobre Robert? no estaba muy segura, ¿estaba enojada con él? absolutamente, ¿planeaba volver a hablarle? no tenía respuesta para eso.

Había traicionado mi confianza y me había ofendido más que lastimado, pero no era solo él, había muchas personas involucradas, pero Robert era uno de los principales. Sabía que algo estaba sucediendo, me había dicho que confiara en él y lo hice, pero no obtuve nada bueno con eso. Si lo tuviera frente a mi en este momento le gritaría y le diría todo lo decepcionada que estoy de él, este problema era más grande de lo que esperaba, era más grande que yo.

*******************************

Si te interesa leer sobre historias de Draco, Tom Felton, de la saga Harry Potter o de algún otro tipo, te recomiendo que sigas la cuenta de Instagram @historiascontadas94 . Aquí podrás promocionar la tuya y saber sobre las actualizaciones de esta o de tus favoritas.

Es un catálogo especial para escritores y lectores.

*******************************

Cuenta personal de Instagram:

@yeah.imnotthatgirl

31 Days of DecemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora