13 de diciembre

86 8 4
                                    

-La cita será mañana a las 2 de la tarde,-dijo Madeline mientras leía su teléfono.- en el restaurante que dijiste.

-Está bien.-mascullé viendo mi computadora.-¿Irás a la fiesta de Anne?

-Posiblemente.-respondió pensante.-No estoy del todo segura, ¿y tú?

-Aunque no quiera, tengo que hacerlo.-suspiré.

-Puedo pasar por ti, o si cambias de opinión podemos hacer algo.-me sonrió cálidamente.

-Gracias.-a duras penas le regresé la sonrisa.-Si quieres puedes irte, me encargo de lo que falte.

-¿Segura? solo son un par de correos que enviar.

-Si, descuida, puedo hacerlo. Usa este tiempo para decidir si ir a la fiesta o no.

-Está bien.-guardó el teléfono en su pantalón.-La oferta sigue en pie.

-Lo sé.

Me miró con un poco de tristeza y no dijo algo más, cosa que agradecí. Salió de la oficina y me quedé en mi silla, mirando hacia el techo y permitiendo que mi mente divagara. Robert seguía presente en mis pensamientos y ya no me molestaba en reprimirlos, si los dejaba estar era más fácil hacer que se fueran.

Esta mañana había despertado sin mucha energía o ganas para hacer cualquier cosa. Lloré tanto anoche que ya no me quedaban fuerzas, me había rendido. Seguía intentando distraerme con el trabajo, pero no lo lograba del todo, siempre regresaba el recuerdo y me hacía parar. Me debatía si realmente ir o no a la fiesta de Anne, aunque es mi mejor amiga y era su cumpleaños, no me sentía con las suficientes ganas de celebrar. Mi humor no me lo permitía, pero sabía que tenía que hacerlo, por ella.

Había olvidado conseguir un regalo para Anne, por lo que al terminar los pendientes salí a buscar uno. Particularmente este día el cielo decidió estar nublado, favoreciendo en nada mi humor. Compré un café en la cafetería que estaba frente a la editorial e inicié mi misión de encontrar un buen regalo, cosa nada complicado. Anne siempre había sido una chica con un magnífico porte y elegancia, todo en ella estaba perfectamente cuidado y arreglado, nada estaba fuera de su lugar. Últimamente había estado diciendo que quería un bolso Gucci, mandándome indirectas para que se lo regalara, cosa que por supuesto iba hacer. Al menos había tenido el tiempo suficiente para conseguir algo de dinero.

Con el bolso colgado en mi brazo seguí caminando por las tiendas, entrando en una de perfumes, con la intención de ver que más podía encontrar. Pasé por el área de hombres pero me detuve en seco, con un hueco en el estómago. El aroma de madera, pimienta y bergamota llegó a mi nariz, haciendo que mi corazón parara y mi boca se secara de inmediato.

-Disculpe,-le dije a una empleada.- ¿Cuál es este aroma?-seguí olfateando.

-Sauvage, de Dior.-respondió mostrándome una botella azul y negro.-Aquí está una muestra, por si buscas un regalo para tu novio.

-Aquí está una muestra, por si buscas un regalo para tu novio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
31 Days of DecemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora