24 de diciembre, primera parte

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Llegamos al departamento pasando de las 11 de la noche, fuimos directamente a la habitación y dormimos hasta las 10 de la mañana del día de hoy, la fiesta había acabado con nosotros. La luz de la ventana caía directo en mi rostro y eso me hizo despertar. Busqué a Robert a mi lado pero no estaba. Obligué a mi cuerpo a salir de la cama y me puse una bata para ir en busca de mi inglés amor.

En la mesa mi pequeño comedor había un gran ramo de rosas rojas y blancas en un jarrón, la mesa estaba puesta para dos personas pero faltaba la comida. Caminé a la cocina y ahí estaba Robert; en pijama, usando un delantal de cocina y con el cabello desordenado. Colocaba fruta en un recipiente a la vez que preparaba unos waffles y café.

-Hola, ¿qué es esto?-pregunté desde la puerta.

-El desayuno.-respondió sonriente.

-Es lo que veo, te estás esmerando.

-Es tu cumpleaños, por supuesto que tengo que hacerlo.-se acercó para besar mi frente.

Me quedé ahí, parada en el lumbral de la puerta con una sonrisa tonta viendo como llevaba la comida a la mesa, si tuviera que describir un momento en el que me sienta enamorada de él en definitiva sería este. Cuando terminó giró hacia mi y extendió una mano, sonreía con cariño y orgullo por lo que estaba haciendo, tomé su mano y la besó cortamente para después ayudarme a sentar. Aunque no era mucha comida, aun así se veía espectacular y mi apetito aumentaba cada vez más.

-Gracias,-besé cortamente sus labios.- por todo esto.

-Es un placer,-acarició mi mejilla.-tengo algo más para ti.

Del delantal sacó una pequeña caja y me la entregó, la tapa tenía un pequeño moño de regalo rojo y era ligera en peso. La abrí y había un par de aretes de zafiro que hacían juego con el collar que Jeanette me había regalado.

-Eran de mi abuela,-dijo un poco nostálgico.- se los dieron en una navidad y los usaba en cada oportunidad que tenía, eran sus favoritos.-los sacó de la caja y los puso en mis orejas.-Y esto es mío.-me dio otra caja.

Esta era más larga y tenía un brazalete plateado con las iniciales de nuestro nombre como dijes, estaban decoradas con algunas piedras de zafiro y pequeños diamantes, brillando espléndidamente. Me abalancé sobre él y comencé a besarlo repetidamente por toda su cara, haciéndolo reír.

-Me encantan, gracias.-seguí besándolo.

(...)

Estacioné el auto frente a la casa de mis padres, mamá había pedido que Robert y yo fuéramos para prepararnos para la fiesta de esta noche, él miraba nervioso la mansión, era la primera vez en que lo llevaba a casa a conocer a mi familia.

-Tranquilo, los yankees no muerden.-dije tomando mis cosas.-Prometo que no habrá un descubrimiento importante sobre nuestras vidas.-reí.

-No es esperaría menos.-suspiró.

Entramos a la casa y lo primero que nos recibió fue el aroma del pay de calabaza de mamá, el que hacía cada año por mi cumpleaños. Dejamos nuestras cosas en la entrada y llevé a Robert a la cocina, donde ella estaba colocando crema batida al pay.

-Hola,-dijo sonriente cuando nos vio.- llegaron justo a tiempo.

Terminó de poner la crema y se limpió las manos para abrazarnos.

-Me alegra de que regresaras.-dijo mientras abrazaba a Robert.

-¿Ya se conocían?-pregunté extrañada.

-Digamos que tuvimos la oportunidad de hacerlo hace unas semanas.-le guiñó un ojo.

Miré a Robert intentando entender lo que acababa de decir, se limitó a encogerse de hombros y a sonrojarse.

31 Days of DecemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora