8 de diciembre

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-Entonces, ¿qué te parece?-preguntó Madeline con nerviosismo.

Me quedé mirando la carpeta que me había dado sobre las historias que le había dicho que leyera, repasando las anotaciones que había escrito.

-Me parece que ya tenemos nuestra historia.-sonreí.

Con alivió se llevó una mano al pecho y sonrió. 

-Diste en el clavo, es la historia que había elegido.-le dije devolviéndole la carpeta.-Es la ideal para comenzar con este proyecto. Ahora tenemos que contactar con la escritora y conseguir el contrato, ¿te importaría pedirle una reunión? lo más pronto posible.

-En seguida.-salió de mi oficina y fue hacia su escritorio.

Me sentía satisfecha por el como todo estaba marchando. Me apoyé en el respaldo de mi silla y el recuerdo de estar con Robert llegó a mi mente, haciéndome sentir felicidad y placer. Recordaba su piel, la manera en la que me acariciaba y me besaba. Miré hacía la puerta, apenada por la idea de que alguien me viera mientras estuviera pensando en eso.

Con las mejillas sonrojadas comencé a planear la oferta que le daría a la nueva autora.

(...)

-¿Estás lista?-preguntó mamá después de tocar la puerta.

-Ya casi, necesito mandar este correo.-dije sin despegar la vista de la computadora.-¿A donde iremos?

-Estaba pensando ir a Luigi's.

-Hace mucho que no vamos.-tecleé unas palabras y terminé el correo.-Listo.-lo envié.

-Tu padre lleva diciéndome que quiere una pizza de champiñones y esa es la única que le gusta, dice que es la mejor de todo Seattle.

-En eso tiene razón.-tomé mi abrigo.

-No soy tan fan del queso que usan.-apretó los labios.

-Eso se lo tendrás que decir a él.-caminamos a la oficina de papá.

Tocamos la puerta y la abrimos sin esperar su respuesta. Papá estaba sentado en su escritorio, con las manos en su cabeza, se veía estresado. Mamá caminó hacia él y le hizo un masaje en los hombros.

-¿Estás bien?-pregunté sentándome en una de las sillas que estaban frente a él.

-Si, son unos pequeños problemas.-dijo con cansancio.

-¿Puedo ayudar en algo?-titubeó un momento.

-Por ahora creo que no, te diré cuando lo necesite.

Su rostro se veía cansado y su cuerpo tenso, a pesar que estaba recibiendo un masaje. Quería decir algo más pero no sabía que decir, quería ayudarlo. Con un pesado suspiro se levantó de su silla, besó a mamá y tomó su abrigo.

-Vámonos, no quiero seguir aquí.-salimos de su oficina.

Durante el camino hacia la pizzería no paraba de preguntarme que tipos de problemas tenía, pero debían ser importantes para estresarlo tanto. Al llegar nos sentamos en una mesa y ordenamos.

-Comenzaremos a vender las entradas la siguiente semana.-dijo mamá con emoción.-Se espera que la fiesta sea aún más grande que la del año pasado.

-La fiesta de navidad es mi evento favorito.-dije con ilusión.-No puedo esperar a que llegue el día.

-¿Y ya sabes a quien invitarás?- me miró curiosa.

-Posiblemente.-la imagen de Robert llegó rápido a mi mente.

-¿Quién es?

- Un chico que acabo de conocer.-intenté disimular mi rubor tomando de mi bebida y viendo hacía otro lado.

-¿El mismo que pasó por ti a la editorial?-preguntó papá.

-¿Cómo lo sabes?

-¿Crees que no me enteraría que pasan por mi hija a mi editorial? Dame un poco de crédito.

-¿Y cómo es él?-preguntó mamá.

- Es alto,-respondí.- no exactamente delgado pero tampoco está demasiado musculoso, su cabello es rubio y es británico.

- El acento británico es hermoso.-sonrió.

- Me lo han dicho.-reí.-Lo conocí en Duke's y me invitó a comer.

-Me dijeron que conducía un buen auto.-dijo papá.

- Un Aston Martin, como el de James Bond.-respondí con una sonrisa.

-¿Y cuando lo conoceremos?-mamá era buena para hacer preguntas incómodas.

- No lo sé.-dije con nerviosismo.-Estoy conociéndolo, no creo que sea buena idea ya hacerlo. Además, recuerda lo que pasó la última vez que presenté un prospecto.-miré a papá.

- No fue mi culpa que cayera al agua.-se cruzó de brazos y frunció el ceño.

- Lo intimidaste tanto que caminó hacia atrás y cayó.-dijo mamá.

-No lo empujé.-hizo un puchero.

-Se torció el tobillo y tuvimos que llevarlo al hospital.

-Sigue sin ser mi culpa.-papá siempre ha sido sido terco.

La pizza llegó y comenzamos a comer, dejando pasar esa desafortunada anécdota.

-¿Sabes cuando iniciarán las vacaciones?-le pregunté a papá.

- El 18, para regresar en los primeros días de enero.-respondió antes de morder una rebanada.

31 Days of DecemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora