9 de diciembre

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Di un largo y pesado suspiro, intentado juntar el suficiente valor para hacer lo que tanto le estaba dando vueltas, con titubeo golpe la puerta de la oficina de Anne. Al abrir ella estaba sentada en su escritorio, frunciendo el ceño y empujandose los lentes en el puente de la nariz.

-Hola.-dijo sin despegar la mirada de la pantalla.-Estaba pensando en ti.

-¿Y qué pensabas?-pregunté sentándome frente a su escritorio.

- Que llevo casi cinco días sin ver a mi mejor amiga.

-Lo sé,-tomé una engrapadora que estaba en su escritorio y comencé a jugar con ella entre mis dedos.-Con lo del proyecto, aprendiendo a trabajar con Madeline y la tormenta, apenas hemos podido hablar. ¿Cómo te fue con Theo?

-De maravilla.-su rostro se iluminó.-Bailamos toda la noche y me llevó a casa, se comportó como todo un caballero.

-¿Y lo besaste?-la miré pícara, se ruborizó.-Eso es todo, tú no pierdes el tiempo.-reí.

- Es un chico muy dulce y divertido, no paro de reír con él.

-Creo que alguien se está enamorando.-sonreí.

-Me gusta mucho.

Llevaba conociendo a Anne el tiempo suficiente como para saber que estaba enamorada; se veía feliz, su característico porte imponente se había relajado y parecía más juguetona, además que sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos brillantes.

-Me alegra que lo estés pasando bien,- dije con sinceridad.- quiero ser tu dama de honor en la boda.

-Obviamente lo serás, tú vienes conmigo.-reimos.-Pero necesitas decirme todo acerca del chico inglés, me enteré que saliste a comer con él, cosa que me ofende saber por alguien más y no por mi mejor amiga.

- Por eso vine, quería hablar sobre ese tema.-moví la engrapadora con nerviosismo.

- Cogieron.-dijo de inmediato.

-¿Cómo lo sabes?

-Te ves menos tensa, sé identificar a alguien cuando ha cogido, más si es mi amiga. ¿Cuándo pasó? ¿dónde?

- El lunes en mi departamento.-sentía las mejillas sonrojadas.

-¿Cuál es el problema? Porque parece que hay uno.

-Sinceramente no lo sé, estoy muy confundida con mis sentimientos. Todo esto que está pasando no lo entiendo.

-¿Y qué está pasando? ¿es un imbécil? Porque no me sorprendería, es hombre.

-No es eso, hasta ahora no se ha comportado como uno.

-Pero...-me miró esperando una respuesta.

-¿Crees que sea posible sentir algo por una persona con tan poco tiempo de conocerla?-la miré suplicante, se quedó pensando.

-No creo que sea malo, pero si depende a lo que te refieras con sentir algo, ¿cómo te sientes con él?

Mi cabeza estaba hecha un lío, recordando cada momento que habíamos pasamos juntos. Tenía un hueco en mi estómago y mi vientre hormigueaba.

-Me siento...-miré al techo intentando ordenar mis ideas.- siento como si ya hubiera estado con él antes, como si me conociera desde hace tiempo. Desde que lo conocí mi corazón se ha detenido una infinidad de veces, hace que pierda la respiración y que también se acelere. He sido un maldito tomate en la última semana y no lo puedo evitar.-me llevé las manos a la cara.-Me gusta que me abrace, me hace sentir protegida. Cuando me besa olvido todo al rededor, mis sentidos sólo se enfocan en él. Tengo miedo de mis sentimientos, no los puedo controlar.

-¿Por qué los quieres controlar?

- No lo sé,- suspiré.- suceden antes de siquiera poder pensarlos.

Anne me miró por un momento, parecía que estaba analizando lo que le acaba de decir. Ladeaba la boca y arrugada un poco la nariz, cosa que siempre hacía cuando se concentraba en algo.

-Pues,- se quitó los lentes.-no considero que sea una ley el que tenga que pasar mucho tiempo para que te guste una persona, no tienes 15 años como para complicar tanto las cosas. Si te gusta y quieres estar con él, adelante, nada ni nadie te lo impide. O si simplemente quieres cogértelo también está bien, pero debes saber que es lo que quieres.

-Quiero más que sólo cogérmelo.-admití.

-Entonces ahí está. No está mal que lo quieras, pero si el que lo compliques innecesariamente.

Con resignación me dejé caer en el respaldo de la silla, era difícil para mi admitir mis sentimientos, tantas cosas pasaban por mi cabeza que hacían que me doliera.

-Vayamos a comer,-dijo tomando su bolso.- te hará despejarte.

(...)

Había llevado a Anne al restaurante de Ettan por dos razones; la primera, por otro corte de carne y vino. La segunda, para hablar con él. Necesitaba saber el punto de vista de alguien que conociera a Robert más que yo.

-Además, ¿podrías llamar al chef?-le pregunté a la camarera.- de parte de una amiga.

- Por supuesto.-se alejó de la mesa.

-Este lugar es hermoso.-dijo Anne mirando por todos lados.

-Y espera a probar la comida, es exquisita.

El primer plato que llegó fue la crema de espárragos, deleitando a Anne de la misma manera en como lo había hecho conmigo. Al cabo de 15 minutos Ettan caminaba hacia nuestra mesa.

-Isabel.-dijo sonriente.-Me alegra que hayas regresado.

- Es un placer regresar.-lo abracé.- Te presento a mi mejor amiga, Anne. Él es Ettan, amigo de Robert.

-Hola.-sonrió ella.

-Hola.-respondió.- ¿Puedo acompañarlas?

- Por favor, quería hablar contigo.-nos sentamos.

-¿En qué te puedo ayudar?-canturreó.

-Resulta,- se apresuró a decir mi mejor amiga.-que cierta persona está enamorada y le cuesta admitir sus sentimientos.

-¿No sabes lo que sientes por él?-me miró curioso.

-Lo sabe,-volvió a decir Anne.-pero necesita un empujón para dejarse llevar.

Estaba apunto de decir algo pero llegó nuestra comida, en cuanto sirvieron mi copa de vino le di un gran trago, intentando recuperar valor. Me sentía estresada.

-Robert me gusta, y mucho.-me sinceré.-Pero no entiendo del todo mis sentimientos, me conflictúa el sentir algo por él con tan pocos días de conocerlo.

-Y ya se lo cogió.-agregó Anne, haciéndome ruborizar. Ettan rió.

-Mira,-dijo Ettan.- como te dije hace unos días, conozco a ese idiota de toda la vida y puedo asegurar que él siente algo por ti. Siempre ha sido reservado y selectivo, pero al estar contigo es diferente; está más feliz, habla más, deja a un lado la clásica imagen de un inglés, lo estás dominando. No puedo asegurarte de que te ame, pero si el que seas importante para él.

Miré su rostro y repasé cada una de sus pecas, intentando procesar lo que acababa de decir. El conflicto comenzaba a disminuir, pero seguía presente.

- Me gusta cuando me abre la puerta y me deja pasar primero.-dije con una sonrisa.-, también el como cuadra los hombros al caminar. Al igual cuando sonríe y se forman esos pliegues a un lado de su boca. Adoro cuando la luz cae sobre su rostro y marca más sus facciones, pero sobre todo amo sus ojos; ese color azul tan brillante y el como lo delatan sus sentimientos.-reí.

-¿Te gusta?-preguntó Ettan tomando mi mano.

El lío que tenía en mi cabeza se iba clamando poco a poco, haciendo que cada cosa cayera en su lugar. Podía sentir el palpitar de mi corazón en los oídos y el sudor en mis manos, la garganta se me secó y un nudo se formó en mi estómago, pero estaba segura de la respuesta. Tenía que decirlo en voz alta, admitirlo para mi, hacerlo real.

-Si.

31 Days of DecemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora