22 de diciembre, primera parte

106 7 1
                                    

Giré hacia un lado y suspiré, abrí los ojos y lo primero que veo es un par de ojos de un hermoso color azul, y después una sonrisa de lado, oculta bajo una barba rasposa.

-Buenos días, darling.-dijo con voz ronca.

-Buenos días.

-¿Dormiste bien?

- De maravilla, no sabes lo reconfortante que es pasar la noche contigo.-acaricié su mejilla.

-Creo tener una idea.-me tomó por la cadera y me apegó a él.

-¿Así?- enarque una ceja de manera coqueta.- ¿qué tanto?

-¿Para qué decírtelo si puedo demostrártelo?-se acercó para besarme.

No había mejor manera de empezar el día que despertar junto al chico que amas, o quizás si, estaba por descubrirlo.

Robert se acomodó sobre mi, recorriendo todo mi cuerpo con una mano, haciéndome templar y arquear la espalda, adoraba eso. Pasó de mi boca a mi cuello, mordiendo y succionando mi piel, tenía la respiración entre cortada y el corazón acelerado, estaba disfrutando de la sensación. Pasé mis manos bajo su playera y acaricie su espalda dejando pequeñas marcas con mis uñas, gruñó como siempre cada vez que hago eso. Regresó a mi boca y mordió mi labio inferior, haciéndome gemir.

-¡Más les vale estar vestidos!-dijo Alisa abriendo la puerta.

De inmediato Robert cayó a un costado mío, jadeante y con el rostro completamente rojo.

-¡Maldita sea Alisa!-le gritó a su hermana.- ¡No puedes entrar así!

-Cálmate, rubio.-respondió con severidad.- Vengo por tu novia, iremos a arreglarnos para la fiesta.

-¡Son las nueve de la mañana! ¡La estúpida fiesta comienza a las seis!

-¡No me importa si comienza dentro de seis meses, ella viene conmigo!

Robert estaba por contestarle pero lo interrumpí, lo que menos quería era empezar el día con una pelea entre hermanos.

-Bajaré en un momento.

-Perfecto,-dijo ella con una sonrisa de suficiencia.-te esperamos en la cocina.-dio media vuelta y caminó hacia la puerta.

-¡Mis padres se enterarán de esto!-Robert volvió a gritar, Alisa le respondió enseñándole el dedo anular antes de salir.-Es un  fastidio.

-Es tu familia.-lo abracé.

-¿Terminamos lo que comenzamos?

-Me encantaría, pero si tardo no dudo que regresará.-reí ante su mueca.-Quizás más tarde.-besé su mejilla.

No dijo nada más, se quedó mirando al techo mientras hacía un tierno puchero. Salí de la cama, entré al baño y tomé una ducha rápida. Seguía acostado cuando terminé, realmente estaba molesto porque su hermana interrumpiera nuestro momento.

-No te amargues,-me senté sobre su regazo.- no iba a ser la primera vez que tendríamos sexo, mucho menos la última.

-Me ha cortado la inspiración, eso me indigna.-frunció el ceño, puse un dedo sobre él haciendo que se relajara.

-Lo recompensaremos, lo prometo.-lo besé.

-Por supuesto que lo haremos.

-¿Bajas conmigo?

-Vamos.

Salió de cama, pasó una mano por su cabello y se puso los lentes, me gustaba el Robert desaliñado, era como una nueva versión de su típica imagen elegante e imponente. Bajamos a la cocina y toda la familia estaba ahí, desayunando y hablando animadamente, la mesa estaba llena, por lo que nos sentamos en la barra. Matthew intentaba atender a todos a la vez, pero era mucho trabajo para él solo; cocinaba un par de huevos estrellado al mismo tiempo que preparaba el té, por accidente golpeó una taza con el codo pero esta no se rompió por un rápido movimiento de Robert.

31 Days of DecemberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora