XXI

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Narra Melissa

—¡Nairobi aparta!—Gritó Estocolmo.

Al instante, se escuchó un impacto. El cristal de la ventana se rompió y Nairobi cayó al suelo.

Le habían disparado a muerte con un francotirador.

Ese era el golpe con el que nos iban a responder.

Nairobi cayó el suelo al igual que el peluche, esto estaba realmente mal.

Ríos de sangre salían de su pecho y su rostro estaba horrorizado, Estocolmo estaba paralizada y sin saber que hacer.

¡Estocolmo quédate con ella! Iré por ayuda.— Me encontraba igual de aterrada que ella pero necesitábamos actuar, no era momento para esperar.
Salí de allí y corrí hacia donde estaban los demás, mientras iba por los pasillos choqué con Helsinki.

Helsinki, abatieron a Nairobi.— Dije con la voz agitada. Su rostro cambió al instante y sin responder nada corrió hacia donde estábamos anteriormente.

El serbio se acercó a ella con lágrimas en los ojos mientras la tomaba entre sus brazos.

Los demás escucharon el escándalo y llegaron a donde estábamos.

Estoy jodidísima Helsi...— Dijo Nairobi con debilidad.

No no no, está dentro la sacaremos. Vas a estar bien Nairobi.— Dijo Helsinki tratando de calmarla.— ¡Darme una gasa! ¡Gasa!

Estocolmo se acercó a auxiliarla colocándole una gasa en la herida.

Otra cosa que no sabíamos, era que desde fuera estaban a nada de jodernos todavía más.

Esto era un plan de Alicia para cogernos con los pantalones abajo y entrar al banco.

Bogotá llegó y se acercó a Nairobi.

Me cago en la puta...— Susurró.— ¿Está dentro?—

—M-Me destrozaron por dentro joder...—

—No, no. Te vamos a salvar Nairobi.— Dije tomando una de sus manos, Berlín se acercó y me tomó del brazo haciéndome a un lado.

Estocolmo le pasó la jeringa con morfina a Bogotá y se la administraron.

Tú ven acá Melissa.— Dijo mientras apretaba mi brazo con fuerza.

—¡Suéltame!— Me solté de su agarre y me miró sin decir ni hacer nada.

Denver se asomó por la ventana y vio algo que nos iba a condenar.

¡Chicos, chicos, chicos! ¡Vienen con una puta tanqueta!— Gritó Denver llamando la atención de todos y corrió a buscar a Palermo.

He visto a mi niño, a mi hijo.— Rió Nairobi débilmente y los demás ya estábamos al borde de las lágrimas.— Y está bien, está bien.— Volteó su mirada hacia donde estaba Helsinki.— Cuando tenga 18 años le dáis los millones y le cuentan quien fue su madre.

Nairobi, mírame, se lo vas a dar tú.— Dijo Tokio y Nairobi sonrió débilmente.— Saldrás de aquí y vamos a hacer lo que nos pegue en gana.

De pronto entraron Denver y Palermo por la puerta, Palermo gritó dirigiendose a Helsinki.

¡Helsinki! ¡Defcon 2!

—Palermo ahora no. Estoy con Nairobi, Palermo.— Respondió el serbio.

Al ver que nadie respondía me levanté del lugar donde estaba.

PHOENIX [Segunda parte de Pienso en tu mirá] [La Casa de Papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora