PHOENIX [Segunda parte de Pienso en tu mirá] [La Casa de Papel]

XXXII

You say I'm crazy
'Cause you don't think I know what you've done
But when you call me baby
I know I'm not the only one

Narra Melissa

—Phoenix.—Escuché detrás de mí mientras subía las escaleras. Me detuve por unos instantes para mirar a la persona y Tokio me tocó el hombro.— Gracias.

—¿Por qué me agradeces?— La chica miró al suelo con visible vergüenza.

—Por no ser una hija de puta conmigo a pesar de que yo siempre lo he sido contigo.— No pude evitar sonreír.

—Aquí todos somos una familia y aunque me hayas provocado casi un aborto, jamás te odiaría puta loca.— Ambas nos abrazamos.— Lo que más necesitamos ahora es un poco de cariño ¿no crees?

—Y que lo digas...— Nos separamos del abrazo y ella se quedó mirando hacia Río con los ojos llenos de lágrimas. Él se encontraba sentado frente a las cámaras declarando todo lo que había vivido.

Él mismo y Shakir ya se estaban encargando de que aquella grabación se filtrara por todos los noticieros de España y el resto de Europa.

—¿Has visto como Estocolmo buscó consuelo en él?— Asentí con la cabeza.

—No la culpo. Río genera mucha confianza.— Ella me miró frunciendo el ceño.— Antes de que pienses mal, por octava vez te repito que no tengo nada con él.

—Que no, que no. No quería decirte eso.— Se disculpó.— Solo tengo el presentimiento de que a ella le gusta Río.

Decidimos sentarnos en los escalones para hablar con más tranquilidad, aún observando a Río.

—Sinceramente no lo creo, Estocolmo quería reconciliarse con Denver.

No sabía qué decirle para no hacerla sentir mal, entiendo muy bien por lo que debe estar pasando.

—En lo que he hablado con Río, estaba triste porque terminaron y él te ama aún.— Tokio sonrió mirando al suelo.
En un momento de distracción, ví que Río ya se había levantado de su lugar y allí se había sentado Berlín.

—¿Berlín también va a declarar?— Pregunté impresionada.

—Creí que ya lo sabías ¿no te lo dijo?— Negué con la cabeza y después escuché lo que decía Berlín.

"Fui arrestado en México y supuestamente iba a ser extraditado a España para recibir la condena en este país. Esa extradición nunca llegó.
Se me mintió y me negaron ver incluso la luz del sol durante varias semanas.
Alicia Sierra se paró frente a mí a decirme que mi traslado por fin se iba a ejecutar.

Me amordazaron, me ataron de pies y manos, vendaron mis ojos y me sedaron. Hasta el día de hoy no entiendo cuál fue la necesidad de que utilizaran esas medidas si me tenían atado hasta de mis santos cojones.

Al llegar a un lugar que seguramente era muy parecido a Guantánamo, fui recibido con una ducha a presión para después ser introducido en una celda en la cual nos encontrábamos Aníbal Cortés y yo.
Debo mencionar que la celda era de unos 2 x 2 metros donde nos tenían encadenados incluso hasta del cuello.

Río y yo solo cruzamos miradas de vez en cuando pero ninguno se atrevía a hablar.

Llegó un momento en el que nuestra verduga llegó; Alicia Sierra nuevamente apareció y ordenó que nos desnudaran a ambos.
Por cierto, inspectora, creo que nos mostró bastante bien cuáles fueron sus fetiches en todo este proceso."