III

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Fuck a princess, i'm a king

Como es costumbre, en los fines de semana hacemos unas "fiestas" entre nosotros, bailamos, cantamos y tomamos, bueno, todos excepto yo. Desde aquel día que me puse mal con el alcohol, Nairobi se encarga de que no beba ni una sola gota de alcohol, además de que dice que todavía estoy muy pequeña para ya tener esos "vicios".

Siempre que empezaba la fiesta, el profesor se encerraba en su habitación junto con Lisboa, como siempre son súper aburridos y no disfrutan como los demás.

Yo, observaba sentada en una silla como los demás bailaban y bebían como si fuese el último días de sus vidas. En verdad me hacía falta alcohol porque únicamente así puedo dejar de pensar en mi Berlín.
Seguía dañándome a mí misma, me sentía tan culpable por todo lo que él seguramente está pasando.

Siempre cargaba consigo una de nuestras fotos que tomé con la Polaroid. La guardaba como mi gran tesoro, siempre que la miraba se me llenaban los ojos de lágrimas.

Acaricié el rostro de Berlín en la fotografía y di un beso en ese mismo lugar.

- ¿Qué estás haciendo? - Levanté mi rostro y estaba parando frente a mi el mismísimo Palermo.

- Ah, nada. Lo mismo de siempre. Matarme de recuerdos.- Negó con la cabeza con una media sonrisa y se sentó en la silla que estaba a mi lado.

- ¿Por qué no bailas con ellos? Es extraño verte aquí sentada y con esa cara.- Miró hacia mis manos entendiendo que es lo que tenía entre ellas.-

- Nairobi no me deja beber ni una gota de cerveza, además de que no tengo ganas de nada.- Me encogí de hombros restándole importancia.

Él, tomó la fotografía de mis manos y la observó con una sonrisa en el rostro.

- Esa foto fue de el día en el que te conocí a ti y a Sergio.-

- No es por nada, pero ese día te veías hermosa.- Su declaración me hizo reír, ese día me trató como mierda en un zapato y ahora me confiesa esto.

- El día en el que me comenzaste a odiar.- Tomó mis manos y colocó la foto en ellas, acariciando la palma de mi mano derecha con su dedo pulgar.

- No fue odio.-

- ¿Fue amor entonces?- Pregunté sarcásticamente y el levantó una de sus cejas, al momento que me iba a responder, comenzó a sonar el reloj que estaba en mi muñeca.

- Mierda, ya es hora. Iré por algo a la cocina ¿me acompañas?- Sin decir que nada, se levantó de la silla y fue detrás de mi.

Saqué el frasco de pastillas y me serví un vaso de agua. Martín al ver el frasco se acercó y lo observó.

- ¿Qué es esto Melissa? ¿Igual estás enferma?- Tragué una pastilla y después tomé agua.

- Ah, son para la ansiedad.- Dije con toda la tranquilidad del mundo y él me miró con preocupación.

- ¿Eres pendeja? ¿Qué carajos hacés acá si padeces de eso?- Y vamos de nuevo con los insultos.

- Vine por mi Andrés. Creí que ya lo sabías, él me importa más que nada y lo amo más que a mí misma.- En un instante, el rostro de Palermo cambió, noté tristeza en su rostro.

- Hey, perdona. No dije lo de Andrés para molestarte.- Me acerqué a él y acaricié su mejilla suavemente.

- No, no es por él.-

- ¿Entonces? ¿Por quién?- Sonrió maliciosamente y se acercó a mi, por cada paso que él daba yo me movía hacia atrás hasta topar con la pared. Puso sus brazos a los lados dejándome sin salida y quedamos muy juntos. Nuestras respiraciones chocaban entre si y sus ojos azules penetraban mis ojos cafés.

- Dejo que adivines.- Mi respiración se aceleró un poco al escuchar esas palabras. Bajé mi mirada a sus labios y volví a subir a sus ojos, tenía los nervios de punta y no sabía que hacer.

- Martín, esto no está bien...- Chisteó haciéndome callar y rozó sus labios sobre la comisura de los míos.

- ¿Desde cuando te gusta lo que es correcto?- Puso una de sus manos en mi cintura, la cual estaba descubierta porque ese día llevaba un top corto. Cerré los ojos en cuanto sentí su tacto frío sobre mi piel, acarició un poco mi cintura y seguía rozando nuestros labios sin llegar a un beso.

- M-Martin... yo...-

- Shhh.- Me volvió a callar y finalmente sus labios se unieron con los míos.

Esto estaba mal y yo lo sabía, pero a la vez algo dentro de mí quería que lo besara.

Correspondí al llamado de sus labios y por un momento todo en mi mente se desvaneció, me encontraba quizá en shock por lo que estaba sucediendo.

Bajó la mano que estaba en mi cintura hacia mi trasero y lo apretó suavemente haciéndome suspirar.

Realmente disfrutaba sus labios, pero tenía que parar.

Lo empujé y me limpié con mi mano.

- No, no puedo, no puedo hacerle esto a Andrés.- Martín parecía tranquilo, quizá tenía un poco acelerada su respiración pero parecía estar normal.

- ¿Me vas a decir que no te gustó y que no querías besarme?- Preguntó mientras tomaba una manzana y la mordía.

- Un beso no se le niega a nadie.- Le guiñé el ojo siguiéndole el juego.- Pero no te pases de listo que te corto las manos hijo de puta.

Me miró de esa forma que tanto odiaba pero a la vez me ponía muchísimo.

- ¿Un buen polvo que te parece?- Me acerqué a él y tomé la manzana que tenía en sus manos, la mordí y después di un beso en la comisura de sus labios.

- Ten por seguro que eso no va a ocurrir.- Susurré en sus labios, me alejé un poco guiñándole el ojo y subí a mi habitación.

Igual y divertirme un poco no sea malo, me hacía falta sacar lo que tenía guardado.

Mientras caminaba a la puerta de mi habitación, alguien me detuvo.
Miré hacia atrás y era Denver.

- ¿Me explicas que diablos hacías con Palermo?- Su pregunta me hizo sonreír, no tengo ni idea de por qué pero así fue.

- Nada, estábamos charlando.-

- ¿Charlando? Que te comió la boca, lo he visto todo.- Maldita sea, esto va a terminar mal.

- Ajá ¿y?- Respondí con indiferencia.

- Madre mía Phoenix. ¿No se supone que Palermo es gay?-

- Yo creía lo mismo, pero no me habría besado de esa manera si fuese gay, quizá es bi.- Abrí la puerta de mi habitación dispuesta a entrar pero él se interpuso en el camino.

- Mira, no diré nada ¿vale? Pero si de verdad amas a Berlín, no le hagas esto.- ¿Este quien se cree para decirme que hacer y que no hacer?

- A Berlín lo amo más que a nada en este mundo de mierda, así que no lo metas en esto.

Entré a mi habitación azotando la puerta y me acosté en la cama procesando lo que sucedió.




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Holaaaa, no me vayan a matar por esto por favor. Es bastante cortito pero quise traerlo porque sí JAJAJA
No olviden votar y comentar, los amo 🤍

PHOENIX [Segunda parte de Pienso en tu mirá] [La Casa de Papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora