XI

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Narra Melissa

La fiesta continúa. Los rehenes estaban hechos un lío y no dejaban de gritar y temblar como corderitos con frío, cosa que me estresaba. No soportaba el ruido que hacían.

Me daban ganas de sacar la pistola y pegarles un tiro en toda la frente para que se callasen de una puta vez.

A todos, nos "arrearon" hacia la biblioteca del banco. Nos tenían amontonados allí y los nervios estaban al full. La tensión en el ambiente era pesada.
Al llegar a esa sala, sabía que mi parte estaba llegando y era el momento de mayor nerviosismo en toda mi corta vida.

Helsinki y Palermo se encontraban en el balcón superior, Helsi mirando a los rehenes y el argentino dándonos la espalda.

- Aquí estaréis seguros.- Dijo Palermo y caminó hacia las escaleras que estaban en el balcón.- Entre literatos y poetas no hay nada que temer.-

Continuó hablando.

- Levantad las manos. Vamos así como en un atraco.- Ordenó y todos levantamos los brazos como lo pidió.

- Señoras y señores, mi nombre es Palermo.- Hizo una seña con su mano y entendí que era mi momento.
Caminé entre la gente y subí las escaleras hasta quedar a su lado mientras él seguía hablando. Todos se quedaron atónitos ante mi acción.- Y tengo dos noticias para daros. Una buena y otra mala.- Ayudé a desabotonarle la parte superior de su traje.

- La mala es que el banco de España está sufriendo un ataque.- Algunas personas soltaron un gritito al escucharlo.- Y la buena... cuéntales Phoenix.-

Una gran sonrisa se formó en mi rostro y subí la voz.

- La buena...- Crucé la mirada con una rehén bastante mayor y le guiñé el ojo, ella negó con la cabeza. Ya se imaginaba lo que iba a suceder.- ... es que los atacantes somos nosotros.-

Palermo se puso el gorro mientras reía y toda la gente se volvió loca, corrieron hacia la salida pero ya estaba Denver allí, vestido con el mono y gritando.

- ¡Atrás, atrás! ¡Todo el mundo tranquilo, todo el mundo tranquilo!-

Una semana atrás, en el monasterio.

- Phoenix, tu parte será menos complicada que la de los demás al entrar al banco.- Dijo el profesor señalándome con su dedo y Tokio me miraba con la ceja arqueada.

- ¿Yo cómo entraré profesor?-

- Tú, entrarás como rehén con Matías. Solo será durante unos minutos, después te incorporarás al grupo con Palermo.-
Asentí con la cabeza y el siguió hablando.
- Recordemos que te están buscando por toda América latina y lo más probable es que la policía te reconocería cuando entrases al atraco. Es más factible que entres simulando ser una rehén.-

- Bueno ¿y por qué está tía goza de estos privilegios? Nosotros tenemos que hacer el puto trabajo sucio y esta... niña solo por ser la mujer de Berlín entrará como una puta diosa.-

- Bueno a ver bájale de huevos wey, que no es mi pinche culpa que me toque entrar de esta manera.- Dije mirando a Tokio retadoramente y ella hizo una cara de sorpresa falsa.

PHOENIX [Segunda parte de Pienso en tu mirá] [La Casa de Papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora