PHOENIX [Segunda parte de Pienso en tu mirá] [La Casa de Papel]

XXIX

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Advertencia: En este capítulo se manejarán temas sensibles tales como; maltrato, violencia y abusos. Además de que se utilizarán jergas mexicanas que explicaré al final. Gracias por leer.

But nothin' is better sometimes
Once we've both said our goodbyes
Let's just let it go
Let me let you go

[11 años atrás]

¡Hoy es mi cumpleaños número 7! Y papá había decidido celebrarlo a lo grande, siempre me consiente, me demuestra su cariño, me compra todo lo que yo quiero... para mí es el mejor papá del mundo.
Él había decidido comprar una hacienda para allí pasar los fines de semana y divertirnos, así que ahí celebraríamos mi cumpleaños.

Sorprendentemente, mis papás solo habían invitado a pocos niños para mi fiesta, aproximadamente solo 10 habían sido invitados y de ahí en fuera muchísimos adultos habían llegado, a muchos de ellos ni siquiera los conocía.
Autos, camionetas lujosas llegaban a la hacienda, yo realmente no entendía por qué habían más adultos que niños, era mi fiesta, no una de sus reuniones aburridas.

Traté de mostrarme contenta, yo sabía que mi papi quería lucirse con sus invitados más que conmigo.

—Mami— Jalé el vestido de mi madre para llamar atención, ella se agachó poniéndose a mi altura para escucharme.

—¿Qué pasa mi amor?— Su característica sonrisa apareció en su rostro.

—¿Puedo irme a jugar? Ya me aburrí y quiero ir con mis amigos mami.

—Sí mi cielo, ve a divertirte.— En cuanto mi madre dijo esas palabras, mi padre se acercó a ella tomándola por el brazo con fuerza pero disimulando.

—La niña se queda. Aún faltan invitados por llegar ¿acaso no te das cuenta estupidita?— Ordenó entre susurros. Mi madre agachó la cabeza de forma sumisa tomando mi mano delicadamente.— Melissa, ven princesa, vamos a saludar a Román.— Mi padre me tomó entre sus brazos y se acercó a un trío de hombres que estaba llegando.

Arturo Román, Héctor Casas y Jorge Valencia estaban caminando hacia nosotros. Un terror inexplicable recorrió mis piernas en cuanto vi a don Arturo mirándome con una sonrisa.
Como acto reflejo abracé a mi padre como si fuera un monito y cerré los ojos para no mirar a aquel hombre.

—Meli ¿estás bien princesita?— Preguntó mi padre acariciado mi cabello.

—No quiero saludar a don Arturo, él me da miedo, es muy malo papi.

—¿Qué?—  Cuestionó atónito.— No seas grosera Melissa, tienes que saludarlo.

—Ese señor me hizo daño en mi cuerpo, papi, me da miedo.

Mi madre se puso alerta al escuchar mis palabras, ella sabía que algo malo me había pasado.

—Arturo, no obligues a la niña a saludarlo. Si no lo quiere hacer es por algo.— Mamá trató de hacer que mi padre razonara pero los esfuerzos fueron inútiles.

—Melissa está haciendo un berrinche y ya está. Y tú, Teresa, deja de estar tomando papeles que no te corresponden.— Me bajé de los brazos de mi papá y corrí hacia donde mi madre abrazando su pierna, papá estaba comenzando a asustarme.

—Me tomo el papel de lo que soy, ella es mi hija, yo soy su madre. ¡Tengo la misma importancia que tú en la familia  y por eso te exijo que escuches a nuestra hija!— Mamá tomó mi mano para llevarme hacia otro lado pero, mi padre se acercó rápidamente a ella susurrándole algo en el oído que no logré escuchar.