XXIII

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Narra Melissa

Río y Denver me miraban sin entender qué había pasado y yo sentía que mi cabeza iba a reventar.

-¿Qué carajo acaba de suceder?- Preguntó Río con las cejas fruncidas por la confusión.- ¿Estás bien Phoenix?- Negué con la cabeza y me senté en el suelo sin decir nada mientras veía a un punto fijo.

Río y Denver se miraban sin saber qué hacer o decir.

-Berlín está celoso por Palermo otra vez.- Dije al cabo de unos segundos.- En parte tiene razón por estar celoso, yo me mostré muy cariñosa con él y...

-Nada justifica lo que te hizo Berlín.- Interrumpió Río sentándose a mi lado.- Te ha tratado mal ese hijo de puta e hiciste bien en no dejarlo pasarse, además, hiciste lo que hiciste por salvar el plan ¿no?- Asentí con la cabeza mirando a Denver, él no soltaba ni una sola palabra, ni se había dado cuenta de que lo estaba viendo.

- Por cierto ¿por qué Palermo ha hecho esa tontería?- Río y Denver se miraron mutuamente y después me miraron a mí.- ¿Por qué me miran así?

-Ehh... Tokio ha dado un golpe de estado.- Soltó Denver finalmente.

Rodé los ojos haciendo una mueca al escucharlo.

-¿De qué privilegios goza? ¿No se supone que el segundo al mando debería ser Berlín? Él fue quien ideó todo esto, él fue quien planeó esto minuciosamente como para que venga esta pendeja a cambiar los papeles por su pinche berrinchito.- Me molestaba el hecho de que Tokio se tomara atribuciones que no le corresponden, a mí tampoco me corresponde reclamar pero por lo menos exijo un poco de justicia.

Denver rió al escucharme y lo miré con el ceño fruncido.

-Tengo el presentimiento de que lo mexicana te sale solo cuando estás molesta.- Formé una sonrisa ladeada al igual que Río.- Pero tiene razón.

"Claro que tengo razón" Iba a responder, pero no soy una narcisista como Berlín así que mejor preferí quedarme callada.

-Bajaré a la fundición.- Dijo Denver.- Río quédate aquí con ella, yo estaré ocupándome allá.

Ambos asentimos con la cabeza y salió sin decir nada más.

En el momento que hubo casi silencio absoluto, miré hacia mi dedo anular para observar el hermoso anillo que Berlín me había dado.

Sentía una mezcla de emociones, entre mariposas y un nudo en la garganta, no sabía cómo sentirme después de lo que pasó con él.

Río se dio cuenta de mi malestar y me miró con preocupación.

-¿Te puedo preguntar algo?- Removí la cabeza para prestar atención a lo que estaba diciendo.

-E-ehh sii...- Respondí tartamudeando.

-¿Cómo lo conociste y por qué lo escogiste a él?- Preguntó el chico de rulos mientras dirigía su mirada a mi anillo.- ¿No conocías a chicos de tu edad o simplemente te gustó Berlín?

La inocencia con la que Río me preguntaba me daba mucha ternura, parecía un niño curioso, cuando en realidad es mayor que yo todavía.

-Sí, tenía un mejor amigo- Dije mirando a Río con una sonrisa- Me intentó violar y Berlín lo quiso matar.

La sonrisa de Río se esfumó al escucharme, movió su mirada a otro lado menos a mi rostro, era obvio que lo había incomodado.

-Perdón, no debí preguntarte esto.- Dijo el chico disculpándose.

PHOENIX [Segunda parte de Pienso en tu mirá] [La Casa de Papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora