XXVI

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I ain't playing no games
Every word that I say
Is coming straight from the heart

—¿De qué puto plan hablas maldito loco?— Pregunté desconcertada, teniendo encima la mirada de Berlín otra vez desconfiando de mí.

—¿Ahora lo negás no? Te encanta lavarte las manos siempre que se trata de mí.— Realmente no entendía de qué carajos estaba hablando, él solo hablaba y hablaba con una sonrisa burlona, mirándonos a Berlín y a mí.

Hablarás en juicio hijo de puta.— Dijo Helsinki desencadenandolo y llevándoselo casi a rastras tomándolo del brazo, yo caminé detrás de ellos hasta que Berlín me tomó del brazo.
Me quejé por su brusquedad y me soltó.

¿A ti que te pasa?— Derramaba molestia por los poros, a él se le notaba también bastante enojo.

Tú me tendrás que explicar de qué habla Martín.— Incrédula, me acerqué a él, quedando a un par de centímetros de su rostro.

Yo a ti no tengo nada que explicarte ni convencerte de nada. Si piensas que soy una traicionera, allá tú, pero al único que le rendiré cuentas es al profesor, no a un patán disfrazado de mi novio.— Me miró retadoramente a los ojos, tomándome por los hombros y frunciendo sus cejas con un notario enojo.

Estás cruzando la línea, Phoenix, te recuerdo que yo soy quien tiene que seguir enojado contigo por acostarte con Palermo, además de que eres sospechosa por traición ¿eso ya lo haz hecho antes no? Dudo que te cueste trabajo hacerlo. ¿Y qué me dices de Río?— Eso me pegó justo en el ego, sus respuestas siempre me hacen quedarme callada.

Lo que yo tuve con Palermo no tiene nada que ver con esto y con Río nunca tendría absolutamente nada ¿entiendes o te lo explico con manzanas? Ya, suéltame que me estás lastimando y los rehenes se empiezan a dar cuenta.— Dije muy bajo fingiendo una sonrisa.— Es más, dame un beso para que se vea más real que nuestra relación está bien.

—¿Acaso no lo está?— Me paré de puntas y di un beso en sus labios, su cara cambió en un 2 por 3 relajándose.

Deberías liderar en vez de estar haciendo pataletas, ya estás grande "amorcito".— Respondí sarcásticamente y caminé hacia donde estaban llevando a Palermo, el ala donde tenían a Nairobi.

Berlín me tenía loca, estaba perdidamente enamorada de él aunque a veces se comporte tan celoso. Yo sé que es difícil verme junto a Palermo después de lo que pasó y más ahora que el imbécil me está metiendo en un problema, pero eso no justifica que me trate como si fuera una puta cuando no he hecho más que amarlo.

Bueno, además de meterme con su mejor amigo.

Al entrar, tenían a Palermo sentado en una silla con una radio enfrente, hablando con el profesor. Pocos segundos después entró Berlín parándose a un lado de mí.

¿Ayudaste a escapar a Gandía?— Preguntó el profesor.
Martín tenía una cara de perrito regañado mientras respondía.
Sí señor.

¿Eres consciente de que casi mata a Nairobi y a Phoenix?— Palermo agachó la cabeza.

Daños colaterales.

—¡Hijo de la gran puta!— Dijo Nairobi alterada, siendo calmada por Paquita.

Profesor, Palermo ha mencionado que Phoenix estuvo involucrada en el escape de Gandía y que supuestamente tienen un plan.— Agregó Berlín, con una visible molestia y lanzándome miradas matadoras.
Contrario a Palermo, quien tenía una media sonrisa.

PHOENIX [Segunda parte de Pienso en tu mirá] [La Casa de Papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora