Frente a un espejo viejo y sucio, Jimin se observó la boca bajo la luz fría del baño que compartía con su madre.
De su mentón colgaba un hilo de saliva. Sus labios ya gruesos, ahora estaban hinchados y rojos. Conocía ese rostro suyo muy bien, pues éste se reflejaba frente al espejo cada vez que se inducía el vómito.
Bajo sus ojos se extendieron enormes ojeras que contrastaban con su piel pálida, tan pálida como la de un muerto. Algo dentro de él le decía que de continuar así, ya no tendría fuerzas ni para ponerse en pie en cuestión de días.
Estaba desnutrido y muy débil. Los constantes dolores de cabeza sólo le permitían usar su voluntad moribunda para ir a la escuela y hacer los deberes. Después de eso, Jimin no tenía fuerza para nada.
-¿Jimin? ¿Hijo? -la voz angustiada de su madre sonó al otro lado de la puerta y el chico de labios gruesos cerró los ojos. Su cabello teñido de rubio se le pegó a la frente sudorosa.
-En un momento salgo… -dijo jalando la palanca del inodoro, donde sus alimentos a medio digerir desaparecieron arrastrados por el agua.
-Cariño, abre la puerta, te lo ruego.
-Estoy bien, dame un minuto, por favor.
La puerta se abrió de pronto, su madre siempre tenía las llaves de todas las puertas colgadas en el pecho. Jamás dejaba de vigilar a su único hijo, que había nacido con los atributos de un apuesto y llamativo muchacho.
-¿Vomitaste? -lo miró a través del espejo.
-Sí -Jimin respondió con los ojos clavados en el lavabo.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.
-Buen chico -le felicitó acariciándole la espalda.
Su madre estaba loca. Después del abandono de su esposo, algo había dejado de funcionar en su cerebro.
El padre de Jimin se había ido con una hermosa chica sin previo aviso. Con su partida, se llevó el corazón de Jimin y la cordura de su ex mujer.
La pobre señora Park enloqueció de inmediato, perdiendo su autoestima y la de su hijo. Para ella, la apariencia física ya lo era todo. Sin belleza, tanto ella como Jimin estarían perdidos.
Su desorden de bulimia comenzó hace ya casi un año y su hijo a penas llevaba unos meses siendo obligado a hacer lo mismo que su madre.
De un día a otro, la ex señora Park ya no sólo veía un cuerpo disforme en el espejo cuando se paraba frente a uno. Ahora, cuando observaba a su hijo, sólo podía ver a un chico horrendo que debía hacer todo por ser atractivo.
-Te amo, Jimin, por eso debes obedecerme. Si eres feo, morirás solo -le dijo la primera vez que le obligó a vomitar en el lavabo de la cocina y le palmeaba la espalda mientras el chico soltaba quejidos con cada contracción de su estómago.
Jimin no podía revelarse contra ella, después de todo, sólo estaba confundida y muy triste. También era su madre y debía amarla, ¿no? Eso es lo que deben hacer los hijos, amar a sus padres aunque en el fondo los odien.
-¿Quieres un poco de agua? -su madre le ofreció un vaso lleno hasta la mitad.
-No, si bebo agua me dará frío.
-Debes beber agua para mitigar el hambre, cariño.
Jimin levantó la mirada y la vio por el reflejo, ella le sonreía como si le estuviera explicando algo normal, algo que no era enfermizo y retorcido.
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Abscon (BTS FanFic)
FanficYoonGi, NamJoon, SeokJin, JungKook, TaeHyung, JiMin y HoSeok tienen algo en común: todos están huyendo. La vida une a estos chicos por obras del destino en una casa abandonada en los adentros de un espeso bosque. Y lo que parece ser una nueva opo...