Namjoon era un chico inteligente y de mente habilidosa, no obstante, también podía ser ingenuo y torpe. A veces, estaba tan ensimismado en los pequeños detalles de la vida que le resultaba difícil seguir viviendo en el mundo real.
Por eso eligió trabajar en una librería abierta las veinticuatro horas cerca de la estación del metro. Su único empleo estable en años resultaba ser inspirador para el joven que tenía hoyuelos al sonreír. Los libros eran mundos comprimidos en hojas de papel, historias que esperaban ansiosas ser descubiertas por sus ojos.
En aquella librería trabajaba dos turnos, el primero ocurría en la noche y el segundo en la mañana. Por la tarde iba a su departamento compartido con otro empleado de la librería y descansaba en el silencio de su habitación. Incluso tenía una amiga en su trabajo, una jovencita con el cabello teñido de azul que amaba los libros aún más que él.
Lee Suhyun y Namjoon disfrutaban acompañarse cuando compartían turnos. Ella era una chica graciosa e igual de torpe. A veces platicaban sobre temas complejos y profundos, y otras veces respondían quizzes malos que buscaban en revistas para adolescentes.
Pero un día Suhyun dejó de sonreír, dejó incluso de coincidir con Namjoon en los turnos. A veces él le dejaba notas ocultas en los estantes que solían limpiar, pero al volver, los papeles seguían pegados a la madera. Supuso entonces que la chica de cabellos azules ya no quería ser su amiga y dejó de intentar hablar con ella.
Los meses pasaron y Namjoon volvió a refugiarse en los libros, los devoraba uno a uno mientras esperaba a algún cliente por las noches. A veces iba un chico de sonrisa cuadrada y ropas finas a buscar revistas de arte y guías de dibujo. De ahí en fuera, lo más interesante de la noche era ver las estrellas a través de los ventanales.
-¿Hola? -Namjoon colocó su mochila debajo de la caja registradora y recorrió la librería con la mirada, el lugar estaba vacío.
Checó el reloj para cerciorarse de que no había llegado tarde, aún faltaban unos minutos para que su turno comenzara. Entonces, al fondo del pasillo de ficción, vislumbró el bolso de Suhuyn. Recorrió el lugar esperando verla, pero lo único que encontró a su paso fueron libros sin ordenar.
-¿Suhyun? -levantó la voz.
Un sonido seco se escuchó desde la bodega. Namjoon fue hasta allí sin pensarlo, quizá su amiga estaba limpiando los estantes y había sufrido una caída o algo peor.
Al abrir, se detuvo en seco cuando observó a Suhyun darle la espalda para abrocharse los botones de la blusa. Su cabello, casi siempre peinado en dos coletas, ahora estaba alborotado y cayéndole sobre los hombros.
-L-lo siento -balbuceó cuando sus ojos se encontraron con los del dueño de la librería, un hombre de más de cincuenta años y rostro arrogante.
-¿Qué sigues viendo? -espetó el hombre abrochándose el pantalón- ¡Sal de aquí!
Namjoon salió de la bodega con el corazón palpitándole ferozmente. Se sentó frente a la caja registradora y ocultó la mirada cuando su jefe salió del lugar dando un portazo. Suhyun permanecía de pié en uno de los pasillos, tenía el rostro pálido y los ojos repletos de lágrimas.
-Namjoon... -lloró, bajando el rostro con vergüenza.
-Suhyun, podría ser tu padre -musitó el chico-, también está casado y tiene una hija más grande que tú.
-Ya lo sé...
-¿Estás enamorada?
La chica apretó los ojos antes de negar con la cabeza. De su pecho brotó un llanto amargo que entristeció a Namjoon.
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Abscon (BTS FanFic)
FanfictionYoonGi, NamJoon, SeokJin, JungKook, TaeHyung, JiMin y HoSeok tienen algo en común: todos están huyendo. La vida une a estos chicos por obras del destino en una casa abandonada en los adentros de un espeso bosque. Y lo que parece ser una nueva opo...