Capítulo 4, Chimenea.

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Yoongi se rodó por el colchón viejo observando a través de la ventana con cristales rotos. Tenía hambre, hacía ya casi un día y medio que permanecía oculto en aquella casa en medio del bosque. 

Salió del lugar con un cuchillo oxidado, su plan de marcar árboles para no perderse en el camino pareció buena idea hasta que imaginó lo fácil que sería para Agust encontrarlo siguiendo una ruta marcada en troncos. Guardó el cuchillo en la bolsa trasera de su pantalón y se concentró al máximo para no perderse en búsqueda de la ciudad. 

Ciertamente, aquella casa estaba completamente alejada del mundo. Quizá su antiguo dueño odiaba a las personas. Yoongi inventó mil razones por las que alguien viviría tan profundo en la maleza hasta que su mirada fue atrapada por el mágico lugar. 

El sol se escondía en el horizonte, bañando de una cálida luz los cientos de árboles dispersos en la tierra. Las hojas secas en el suelo brillaban cual trozos de oro, las ramas bailaban un vaivén hipnotizante. 

Yoongi se detuvo cautivado por la belleza oculta del lugar, parecía un escenario sacado de un cuento de hadas. Incluso su hambre pasó desapercibida al escuchar a lo lejos el cauce de un río. Además de hambre, el gemelo de cabellos negros moría de sed. 

Corrió hacia la fuente del sonido y se detuvo abruptamente. De inmediato se ocultó detrás de un frondoso árbol. Alguien observaba el agua desde la otra orilla. 

-Mierda -masculló el pelinegro cuando notó que el cuchillo ya no estaba en su pantalón. 

La sonrisa de Agust apareció en su mente de pronto, haciendo que su corazón comenzara a latir desenfrenado. Buscó con la mirada algún objeto para defenderse en caso de que debiera luchar, pero sólo había ramas y musgos cerca de él. 

A unos dos metros, una roca de superficie puntiaguda se asomaba entre las hojas secas. Su espalda se irguió cuando escuchó que la persona que hace unos segundos se paseaba al otro lado, ahora brincaba sobre las piedras que el agua no cubría. 

“Es él, me encontró” 

Apretó los labios y se sujetó más el cabestrillo improvisado que protegía su hombro. Dio un salto hacia el frente y con un gran dolor en el cuerpo se arrojó hacia la piedra. Al volver la mirada con su mano libre sujetando la roca, un chico más joven que él retrocedió asustado. 

-¡N-no me lastimes! -gritó ocultándose detrás de un arbusto. 

-¡¿Quién eres?! -exigió el pelinegro tratando de ignorar el dolor intenso en su hombro. 

-M-me llamo Jeon Jungkook, estoy perdido… 

Yoongi dejó caer la piedra junto a él y recostó la cabeza sobre el musgo, casi le daba un infarto cuando escuchó los saltos en el agua. Una vez que su estado de alerta disminuyó, la molestia en el hombro volvió a aparecer. 

-¿Estás bien? -preguntó el menor, acercándose rápidamente cuando vió a Yoongi apretar los ojos adolorido. 

-Sí… -respondió tajante-, ayúdame a levantarme. 

El joven le tendió la mano inmediatamente. Ambos se observaron por un momento, considerando si podían confiar el uno en el otro. 

-¿Qué haces aquí? -inquirió el mayor, examinando las ropas cuidadas y ojos hinchados de Jungkook. 

-Estoy perdido, ¿puedes ayudarme a salir? 

-Yo también estoy perdido -confesó el pelinegro con una sonrisa a medias-, ¿entraste solo al bosque? 

-Yo…, sí… 

-¿Por qué? 

Jungkook apretó los labios al sentir nuevamente las lágrimas correr por sus mejillas. Yoongi enarcó una ceja, aunque el chico parecía estar triste, algo dentro de él no le permitía sentirse mal por su desánimo. Es que cuando murió su madre, algo dentro de él se apagó. 

-Escapé de casa, pero no quiero hablar sobre eso. 

-Está bien -asintió el mayor apretando nuevamente su cabestrillo-, buena suerte. 

-¡Espera! -Jungkook se apresuró a seguir al pelinegro que ya emprendía su camino nuevamente- ¿A dónde vas? 

-Ahora mismo voy a beber agua, luego buscaré comida. 

-¿Puedo ir contigo? 

-No. 

-Y-yo…, en mi mochila tengo una bolsa de papas fritas y una botella de refresco… que... puedo compartir...

****

En realidad, Jungkook tenía mucha más comida. Afortunadamente, antes de regresar a casa aquella trágica tarde, había ido a comprar algunos víveres para la semana. 

Los dos jóvenes comían en silencio, observando la chimenea de piedra que les proporcionaba un poco de calor. Yoongi creyó que sería buena idea estar acompañado por ahora, al menos así habría otro par de ojos atentos a cualquier intruso. 

Jungkook parecía un buen chico, tenía los ojos llenos de luz, cosa que el gemelo de cabellos negros había perdido desde hace muchos años. 

-Hyung, ¿mañana buscaremos la ciudad? 

-Tú puedes buscarla, yo me quedaré aquí -respondió el mayor con los ojos clavados en las llamas rojas. 

“¿Si toco el fuego, podré sentir algo?”

-¿Por qué no vienes conmigo? -Jungkook le sonrió brevemente. 

-Porque no tengo a dónde ir, por eso no saldré de esta casa con el fin de abandonarla. 

El menor abrió la boca pero no pudo hablar, él tampoco tenía a dónde ir ahora. Bajó la mirada, si tan sólo pudiera desaparecer o volver en el tiempo… 

-Yo tampoco tengo a dónde ir. 

-¡No me digas! -le respondió el mayor, recostandose sobre el sofá roto frente a la chimenea. 

-Hyung, ¿puedo quedarme? 

-Como gustes, Jeon. Aquí hay espacio de más para dos inadaptados.

“Jeon, sí, así me apellido” una sonrisa brotó de su rostro. El hyung que de pronto ya dormitaba en el sofá parecía duro e inexpresivo, en sus ojos había un vacío que podía absorber las almas, sin embargo, su voz y actitud sosegada llenó de tranquilidad a Jungkook. 

-Hyung… -susurró temeroso de perturbar su sueño. 

-¿Qué? 

-¿Duermes en la sala? 

-Puedes usar una de las habitaciones si deseas que se te congele el culo… 

Una risita infantil brotó del pecho del menor, Yoongi enarcó una ceja confundido. No había dicho un chiste ni estaba tratando de jugar. 

-Hyung… 

-... ¿Qué?

-Buenas noches.

-Buenas noches, Jeon.

-Hyung...

-¡¿Qué?! ¡Déjame dormir! -exclamó exasperado Yoongi, lanzándole una mirada de odio.

-¿Podemos dormir en el mismo sofá? Te juro que no me muevo ni un centímetro una vez que me duermo… 

-No, y si vuelves a abrir la boca te prometo que vas a dormir en un cuarto sin ventanas.

****

Yoongi despertó alrededor de las tres de la mañana. El fuego seguía brotando de las ramas secas que habían colocado antes de dormir. Puso los ojos en blanco cuando sus pies chocaron contra los de Jungkook, que había subido al sofá en cuanto el mayor perdió la batalla contra el sueño. 

-Mentiroso, hijo de perra -masculló cuando el menor se giró y le echó una pierna encima-. ¿No te mueves ni un centímetro, eh?

Pensó en patearlo para exigir su lugar, pero realmente mitigaba el frío tener las piernas enredadas con las del menor.

Jungkook suspiraba entre sueños, Yoongi lo observó algunos minutos, fascinado al ver que aún dormido, las lágrimas seguían cayendo por su rostro. 

Abscon  (BTS FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora