Capítulo 33

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¿Culpa de las cervezas?


― ¿Crees que eres el único que puede tomarse ciertos atrevimientos? ―susurro y él abre sus ojos encendiendo más mi deseo.

No voy a parar y no le voy a decir que se detenga.

Me importa muy poco si mañana las cosas cambian.

― ¿Ah sí? ―sus pupilas se agrandan más―. Pues, quiero tu boca en donde están sus manos, ahora.

― ¿Piensas que no lo haré? ―susurro.

― Hazlo.

El reto que veo en sus ojos me enciende más.

Bueno, supongo que esto va a extenderse por muchos minutos. Preferiblemente, horas.

Respiro hondo y con decisión. Evito mirarlo cuando me acuclillo frente a él.

Sin muchos rodeos le bajó un poco el jeans y luego procedo a sacar su miembro de su aprisionamiento.

Oh, joder. Controlo mis ojos para que no se abran tanto de la impresión y trago duro. Supongo que... ¿Qué?

―Grace... ―él se calla de golpe cuando mi mano sube y baja en toda la esplendor de su miembro. Sí que está duro y suave.

Bloqueo los pensamientos de alerta de mi subconsciente y acerco mi boca a la punta. Paso mi lengua y dirijo mi mirada hacia los ojos verdes que me miran con deseo perturbador. Su mandíbula está tensa, eso se ve a kilómetros.

―Joder. ―Él coloca su mano entre mis cabellos y eso de alguna forma aleja mis nervios así que lo siguiente que hago es humedecer mis labios con mi lengua y meter su magnífico pene en mi boca―. Ay, bendita... ―gime.

Su agarre en mis cabellos se hace más fuerte mientras lo saboreo lentamente, luego aprieto mis labios y mi mano izquierda se acopla al movimiento, mano y boca. Con la mano derecha me estabilizo agarrándome de su jeans y mantengo un ritmo lento sin dejar de verlo. Me siento como una jodida diosa.

Él está jadeando y emitiendo sonidos que me ponen a mil. Joder, su mirada me está acelerando. Si tan solo...

―Oh, Grace, Grace... ―él echa su cabeza hacia atrás―. Necesitaba esto, joder... No voy a durar mucho, nena. Llevo... mucho tiempo... Oh, Grace.

Mis manos, labios, garganta todo se mezcla y sin darme cuenta él es quien está marcando el ritmo, me tiene sujetada con ambas manos y sólo me queda deleitarme en su mirada febril y en sus gemidos roncos. Él se detiene cada cinco segundos para sacar todo su miembro y volverlo a meter en mi boca con cierta rudeza y no sé por qué se me escapan ciertos gemidos.

―Mírame. ―Ordena y me doy cuenta que había cerrado mis ojos―. ¿Vas a tragártelo todo? ―su pregunta me enciende. Es más que obvio que lo haré―. Eres mi diosa, Grace.

Mis ojos lagrimean y siento que su pene empieza a tensarse más. Me lleno de firmeza y me preparo física y mentalmente para lo que viene. Joder, cuando él aprieta sus labios y su frente se arruga siento que su miembro palpita en mi boca.

Frunce más el ceño y su boca se abre levemente.

―¡Oh, Grace! ―brama y siento una gran cantidad de líquido salado llenar mi garganta, intento tragarlo sin ahogarme y me sorprende hacerlo bien―. Joder, joder...―sus voz ronca y gutural me llena de satisfacción mientras soy yo quien mantiene el ritmo ahora. Él no se mueve, sólo repite algo con voz entrecortada que no logro entender y me sorprende no haberme ahogado, él aún... Aún está destilando semen. Oh, joder.

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora