Capítulo 6

7.9K 534 57
                                    


Harry Matthew Coleman Evans


     Miro mi alrededor por enésima vez en menos de dos horas. Por más que trate de disimular mi ansiedad, no puedo. Tengo un presentimiento desde que llegué; es una mezcla de emociones, y lo peor de todo es que no me gustan esas emociones, pues, me están atormentando. Nervios. Alegría. Preocupación. Miedo. Todo está mezclado logrando que mi corazón esté latiendo un poco más rápido de lo normal.

― ¿Podrías sonreír? ―me susurra Oliver y yo lo ignoro feamente.

― Wilmer, doce propuestas son suficientes, por favor, mi agenda está apretada a partir de ese segundo. ―digo mirando hacia el estrado con ojos entornados.

Allí sólo hay hombres de traje, hablando entre ellos, pero hay uno en particular que me llama la atención. Está de espaldas, por esa razón no he podido detallarlo mejor.

― Escuché que su meta era de quince propuestas. ―me dice mi asistente en respuesta y yo lo miro con seriedad.

― Considerando que tres de esas doce valen por cinco. ―doy por zanjada la conversación y él asiente.

― En todo caso, ¿Puede decirme una fecha para...?

― Después del mes de julio estará bien, de todas formas cuida de que no choque con otras responsabilidades. ―manoteo sin importancia y vuelvo mi mirada hacia los seis hombres que charlan cerca del estrado.

― Bien, lo diré de nuevo. ¿Por qué estoy de tercero? ―mi cabeza gira hacia Alex. Él se encuentra mirando un volante donde dice todo el protocolo de esta noche. Lleva dos putas horas quejándose de que será el tercer Arquitecto en subir al estrado a dar un discurso. Como si eso fuese divertido.

― He rondado por todo el salón en busca de Evans y no lo he hallado.

― Jake, ¿Crees que saldrá de su anonimato así de repente? ―lo miro con perspicacia―. Evans se aprovechará de ser el primero en subir allí ―señalo la tarima de cristal―, y alardear que es uno de los mejores Arquitectos.

― Es el mejor. ―murmura Oliver tomando de su copa como quien no quiere la cosa.

― Oh, gracias. ―dice Alex con dientes apretados. Sólo en este momento me doy de cuenta que, si Matthew trabaja para Bel-Fort, no se llevará bien con Alex. Y no lo digo por Matthew sino por Alex.

― Bien, dejemos el drama para otro momento. ―hablo reflejando una sonrisa, lo menos que quiero es que las personas piensen que estamos de mal humor.

Nuestra mesa está cerca del estrado, muy lejos del fondo del salón. Todo este amplio lugar me da ansiedad, es como si todo esto quisiera tragarme sin poder defenderme y lo más mortificante de todo es que me siento como si me fuesen a apuñalar en cualquier momento. Es algo ridículo, lo sé, pero no puedo dejar de sentirme como si alguien me estuviese mirando. Lo que es más ridículo.

― Creo que ha llegado la hora. ―me susurra Jake y miro que Andrés frunce el ceño con curiosidad hacia el fondo del salón.

Sigo la dirección de su mirada y capto que está mirando hacia donde se encuentra un vestido plateado, bastante brillante, altura y porte de modelo... él mira hacia el vestido de Sonya. Claro, ¿Quién no va a deslumbrarse? Ella es la única mujer que lleva un vestido de ese color. Y con ese escote.

― Primero subirá Evans. ―dice Alex sin mucha importancia y yo exaspero llamando la atención de Andrés, el cual me mira con ojos muy abiertos.

Por un momento me extraño, pero luego capto la sorpresa y preocupación en esos ojos de color miel. Él traga duro y se lleva una copa a los labios, bebe toda su bebida obligándome a mirar de nuevo hacia donde se encuentra Sonya. Por Dios, no pudo ponerse así por ella. ¿Por qué sorprenderse de esa manera tan exagerada?

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora