Capítulo 1

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― Será esta.

― Grace, créeme, me siento muy cómodo estando en el mismo piso que el tuyo, pero no...

― Será esta y punto, Andrés. ―espeto y asiento al ver el lugar. Está vacío, sólo hay algunas cajas―. La mandaría a equipar yo misma, pero sé lo dramático que eres con la decoración de tus espacios, así que... ―me giro un poco y lo miro―. La empresa pagará los gastos, sólo... no hagas tanto espectáculo.

Él sigue estudiando el lugar. Bueno, no puede quejarse, el lugar tiene una ventana panorámica y es espacioso.

― Bien, tendré que aguantarme a Alex. ―refunfuña―. Ese imbécil.

― Alex no tiene una oficina aquí, eso no es una queja oficial.

― Sí, pero apuesto diez mil dólares a que pronto estará aquí también. Ya sabes lo envidioso que es. ―increpa y yo oculto una sonrisa.

Ellos tan amigables como siempre.

― Sé que amabas tu oficina en Londres, pero ya terminaste tu supervisión. ―me pongo frente a él y coloco mis manos en sus hombros―. Te necesito aquí, sabes que te dije que trabajarías conmigo.

― Lo sé. ―exhala con cansancio―. Es sólo que a veces pienso que mi puesto en Belfort se debe a que mi mejor amiga es la dueña, y eso... me frustra. ―él baja la mirada y yo sonrío levemente.

― Eres un excelente ingeniero, te graduaste con honores y seis entrevistas de trabajo esperando por ti. ―le recuerdo con diversión y él sonríe―. ¿Crees que dejaré que otro te explote? Jamás.

Ambos nos movemos hacia el gran ventanal de cristal, ocupa casi toda la pared que da hacia la ciudad.

― Sé la preocupación en la que vives desde que nos graduamos hace cinco meses.

― No, mi preocupación empezó hace cuatro meses. ―le aclaro―. Pensé que mi madre me daría más tiempo, pero ella sólo quiere tener vacaciones. Tuve menos de dos meses de vacaciones después de haber pasado cinco años en la universidad no es justo.

"No es justo" es la frase que más suelo decirme mentalmente desde hace un tiempo.

― Bueno, sólo espero que trabajar con tu padre no sea tan fastidioso.

― Oh, vamos. ―golpeo suavemente su hombro―. Serás un magnífico Director de Obras, sé que puedes controlar ese departamento, eres Andrés Hill.

― Por eso no debo estar en este piso. ―dice y ruedo los ojos.

― Pero, ¿Quién soy yo, querido? ―le pregunto y él bufa―. Soy Grace Schneider, dueña de todas las oficinas de este edificio, y tú tendrás esta, ya he dicho.

― Eso sonó desagradable. Además, te recuerdo que diste a conocer como Grace Belicov ante toda la junta directiva y demás medios.

Cuando pienso seguir con mi cháchara alguien abre la puerta, y alzo una ceja al ver a Alex asomarse a través de ella con una ceja alzada y expresión de desagrado. Lleva sólo una camisa de botones en un tono marfil y pantalones oscuros.

― Jake llegó, quiere hablarte.

― ¿Ahora eres secretaria de Jake? ―pregunto y él entra rodando los ojos.

― Simplemente me topé con él en el pasillo y... ―se encoje de hombros―. Acepté hacerle un favor. ―él mira el lugar y hace una mueca de aprobación―. No está nada mal para Hill.

― En todo caso no pedí tu opinión. ―espeta el moreno.

― Y yo no te la estoy dando. ―replica Alex―. Estoy hablando con Grace, de todas formas, gracias Entrometido.

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora