Capítulo 5

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Primera noche


Viernes, 4 de mayo.

Mientras me estiro cada extremidad que poseo me desperezo e intento mirar bien lo que me rodea. La habitación es una completa exquisitez, por el balcón las cortinas blancas y color terracota se mueven violentamente por la brisa que entra a la habitación, el aroma a agua salada me agrada y me pone de buen humor de inmediato.

Bien, todo este evento sobre Construcción empieza "legalmente" a las dos de la tarde. Charlas, charlas... más charlas donde espero no quedarme sin trasero de tanto estar sentada.

― Okay, será esto. ―me digo colocándome una falda suelta que me llega casi a los tobillos y una blusa a juego.

Mientras peino mi ahora no tan larga cabellera ―pues me llega quizás unos cinco centímetro más abajo del hombro―. visualizo los anillos en cuatro de mis cinco dedos de la mano derecha. El que me regaló Harry está en mi dedo anular, desde hace más de un año suelo colocármelos así, son muchos pero se ven lindos, finos y delicados, todos de oro y algunos tienen pequeñísimos diamantes. La pregunta, ¿Por qué el de Harry aún sigue ahí? No lo sé, supongo que es porque combina con lo demás. El collar que él me dio es otro tema, nunca más me lo puse.

Tomo un sombrero capelina y salgo de mi habitación sólo llevando el sombrero, las gafas de sol y mi teléfono.

El ascensor baja muy rápido y me provoca un vértigo terrible mientras desciendo, sino fuese por las otras tres personas que van a mi alrededor probablemente me estuviese agarrando de las paredes como una idiota.

― Wilmer, necesito un rápido recorrido por el Resort. ―le informo cuando lo encuentro en el Lobby esperándome.

― Bien, aquí tengo un mapa. ―dice él con eficiencia y una sonrisa entusiasta―. Yo aún no lo entiendo bien, pero supongo que no podemos perdernos, además tiene palabras hawaianas.

― Entendido. ―me coloco mis gafas de sol y miro de reojo al personal del Resort que nos observa para atender cualquier necesidad.

― Humuhukunu... ¿Qué demonios? ―sacudo la cabeza.

― Humuhumunukunukuapua. ―pronuncia él con facilidad y lo miro con los ojos entornados.

― Has estado pronunciándolo varias veces para que yo crea que eres impresionante, ¿Verdad? ―él sonríe al oírme y asiente.

― No es difícil, ni siquiera sé por qué colocarle un nombre tan largo.

― Quisiera ir a ver el ascensor de agua.

― Bien, podemos empezar por allí. ―fija su vista en el mapa y luego me indica que lo siga.

Wilmer anota mis acotaciones importantes referentes a los eventos que se desarrollarán aquí. Decido dejarle claras algunas reglas, y él parece estar bien con él hecho de que no llevará corbata ni zapatos elegantes. Quiero que esté cómodo, un asistente personal no necesita tener corbata. Bueno, el mío no.

Al mediodía, decidimos almorzar en el mejor restaurante del lugar. Alex me susurra que no ha podido localizar a ninguna chica que valga la pena para acompañarlo en su estadía en la isla, y yo le recuerdo que no me interesa.

― Deberías mostrarte más caritativa con el tema. ―dice cerca de mi oído y le doy una mirada de advertencia.

― Estamos comiendo, ¿Podrías simplemente no acercarte? Mantente en tu silla. ―lo señalo con mi tenedor y miro de reojo que Andrés murmura con Jake. Él me mira entornando los ojos y puedo notar el enojo creciendo en él.

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora