Capítulo 12

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 Zenvo


Bajo de la moto de agua con rapidez. Trato de controlar mis manos temblorosas mientras miro en todas direcciones en busca de mi asistente. Lo localizo caminando hacia mí con una suave sonrisa en su rostro. Trato de acomodar mi cabello, pero está hecho un asco.

Bien, supongo que nunca imaginé todo esto.

― Bueno, creo que nos veremos en unas horas. ―dice Harry detrás de mí con tono casual.

― Eso creo. ―farfullo y me enderezo para adoptar mi porte elegante. Por lo menos trato de hacerlo.

― Señorita...

― Nos vamos. ―corto a mi asistente y acto seguido me encamino lejos de Harry.

― Hasta pronto, jefe. Feliz cumpleaños. ―joder, si no supiera que tiene una sonrisa socarrona en su rostro probablemente ya hubiese volteado a verlo.

― Hasta pronto, Arquitecto. ―digo con tono frío y trago duro.

― ¿Todo está bien? ―pregunta Wilmer.

― Sí, ¿Por qué estaría mal?

― Bueno, creo que tener al Arquitecto para Belfort es una...

― Es una bomba, lo sé. ―sonrío con nerviosismo―. Somos colegas. Ya arreglamos nuestros problemas.

― Eso está muy bien. ―farfulla con tono jocoso.

― Quiero verle la cara a Jake cuando le diga eso.

― Será digno de admirar.

― Lo que no será digno de admirar será la cara de Alex.

Obvio, no. Y lo entiendo a la perfección.

*

― ¡¿Qué demonios?! ¿Así no más?

― Ya bájale a tu emoción Jake.

― Es que acabo de escuchar que Coleman está en Belfort. ―él no sale de su asombro y luego me mira con aprensión.

― ¿Qué me miras ahora?

― No lo sé, ayer te daba igual tenerlo en la constructora y ahora me dices que aceptó.

― Ajá, eso es todo, ahora necesito que esto se termine pronto.

― No entiendo porque has estado de mal humor. ―murmura y miro cuidadosamente a mi alrededor. Gente elegante. Lugar elegante.

¡Joder! ¡Ellos olvidaron mi cumpleaños!

Por lo menos mi madre me envió un mensaje de buenos deseos, mi padre me llamó, mis hermanas... hasta Trina. Y lo peor de todo, Harry, él me felicitó, y estos idiotas... nada. ¡NADA! Se merecen la guillotina por lo menos.

― Bien, llevamos horas aquí y ya me duele todo.

― Grace, terminará a las siete.

― No me importa, ya me aburrí de esta convención.

― Eso es porque no has compartido con tu grupo de trabajo. ―me dice casi con enojo y yo lo miro con cara de póquer.

― Jake, ¿Quién no ha compartido con su grupo de trabajo? ―le pregunto―. ¿Quién es el que no abandona a su dama de compañía? ¿Quién es el que se la ha pasado en todo el evento hablando con...?

― Ok, ¿Y dónde quedo yo? ―me interrumpe―. Desde que llegué a este lugar no te he abandonado.

― Por favor, Jake. ―la incredulidad embarga mi voz―. Estás conmigo porque es tu obligación, eres el Director Comercial y debes estar pegado a mí. ―le doy un leve trago a mi copa y evito asquearme.

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora