Capítulo 36

3.7K 391 403
                                    

Batalla de Karaoke

Mientras me aplico la fase final de mi maquillaje básico escucho un pitido en mi habitación. Ess es la señal de que hauy alguien afuera tocando el timbre.

Son las seis y media, sólo puede tratarse de mis padres o de Oliver. Le doy un vistazo al pequeño monitor digital de la pared.

― Oh, esto es digno de ver. ―Mi tono de voz demuestra mi sorpresa.

Niego con la cabeza y regreso al tocador a terminar mi maquillaje. Es lo único que me falta para estar lista, puesto que ya estoy vestida.

La persona que está tocando el timbre puede esperar o irse. No me importa.

El pitido suena otras cinco veces y no me molesto en apresurarme. Se trata de Sonya. ¿Qué quién le dio mi dirección? Supongo que Elena. En todo caso, tengo mejores cosas que hacer, y si ella quiere decirme algo que espere a que yo termine de arreglarme.

Cuando faltan diez minutos para las siete salgo de mi habitación llevando un vestido azul oscuro ceñido al cuerpo pero con el dobladillo un poco por encima de mis rodillas. Tiene un escote suelto en mi espalda que me encanta, el escote en mi pecho no deja ver mucho. En realidad, no me queda tan mal.

Bajo las escaleras llevando mis zapatos altos en la mano. Sonya aún sigue afuera, supongo que es perseverante.

Camino hacia el salón donde están mis hijos artificiales y me encamino hacia el de color blanco sin dudarlo. Iré el Aston. Subo y coloco mi bolsa de mano en el asiento del copiloto. Los asientos son de color blanco, así que se siente como si yo fuese una intrusa con mi vestido azul.

Salgo por la enorme entrada del salón y miro por el retrovisor del auto que ésta empieza a cerrarse a mis espaldas. No quisiera dejar mis adquisiciones al alcance de un intruso. Conduzco por el corto camino hacia la entrada de la casa y me detengo frente el auto de Sonya. Respiro hondo y espero que la puerta del Aston se abra sola para luego salir con aires autoritarios.

― No suelo atender visitas sin previa cita. ―Le informo con calma y aburrimiento a la chica que rubia se acerca con actitud peligrosa y desafiante hacia mí.

Por un momento siento pánico, pero luego ella se detiene casi de golpe y noto que otro auto llega por mi derecha. Trago duro y no me inmuto, no pareceré nerviosa.

― ¿Qué quieres? ―pregunto y ella vuelve su vista hacia mí.

― No pensé que una persona como tú fuese a destruir mi felicidad.

― ¿Disculpa? ―me hago la desentendida―. Tienes prohibido venir a mi casa a reclamarme por algo que no me importa.

― Por tú culpa Harry terminó nuestra relación ―increpa alzando la voz y Alex baja del auto y se acerca cautelosamente estudiando la situación.

― Oh, eso. ―Manoteo sin importancia. Alex se detiene a mi lado.

― ¿Interrumpo algo? ―pregunta él metiendo sus manos en sus bolsillos.

― Interrumpes la poca dignidad de la señorita Bradbury ―hablo.

― Oh, disculpen. ―Dice él retrocediendo un paso.

― No te hagas la desentendida señorita Schneider ―escupe ella―. Tú sonsacaste a Harry para que diera por terminada nuestra relación.

― ¿Por qué haría eso? ―la miro con aburrimiento―. ¿O para qué?

― Para quedarte con él. ―Espeta casi gritando y yo me carcajeo.

― ¡Por favor! ―sonrío―. ¿Crees que necesito a Harry para algo? ―le pregunto y ella me mira con odio―. No tengo necesidad de quitarle el hombre a nadie, nena. Deberías ir a un psiquiatra.

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora