Capítulo 24

7.9K 598 109
                                    



Niñera sin experiencia

Como era de esperarse, decidí quedarme con toda mi frustración por dentro. No le dije nada a Sam y ni siquiera tengo pensado en hablar con Kate o con Andrés. No soy tan estúpida. O quizás sí soy una estúpida.

― Eso no se come.

― No lo come.

― Se dice: no lo estoy comiendo. ―digo lentamente sin apartar mi mirada del televisor. Harriet está a mi lado jugando con sus legos. No sé por qué no juega en el piso, allí tendría más espacio, pero no, ella prefiere ver como se caen y llorar para que se los recoja.

― No hago eso. ―susurra.

― Acabo de ver el lego en tu boca. ―sigo diciendo y escucho que susurra algo inentendible―. ¿Por qué no has hecho un berrinche, eh? ¿Sabes que dormirás conmigo?

― Mami está lejos.

― Mi madre está a una hora de este lugar, esta vez sí va a dormirte cuando te cante una canción. ―no sé por qué le digo estas cosas a una niña de dos años.

― No quiero. ―habla y la miro. Ella está despeinada y no tiene camisa. Todo un desastre―. Mami dijo: martes contigo.

― Primer martes conmigo, ¿desde cuándo?

― Desde hoy ―alza la voz y yo la miro sorprendida, cada día habla mejor―. Martes con... tigo.

― Ajá martes conmigo.

― Con Gace. ―murmura y sonrío negando con la cabeza.

― Grace.

― No.

Mi madre la trajo hace dos horas objetando que Harriet debe pasar más tiempo conmigo. Eso es nuevo porque mi madre ama estar todo el tiempo con Harriet y no dejaba que yo me quedase con ella argumentando cientos de cosas, a veces pensé que eran celos, o quizá pensó que yo podía encariñarme con Harriet. Celos al fin.

Basta.

― Dios, así no va la canción. ―farfullo y ella alza más la voz mientras canta una canción infantil―. Bien, véngate.

― Gace, es malo.

― ¿Malo?

― Um... ―ella no encuentra la palabra y me mira entornando los ojos―. ¿Imposible? Es eso.

― Decir mi nombre no es imposible. ―para una niña de dos años sí―.  Bien. ―la miro―. Intentemos con... ¿Hermana?

― No.

― ¿Por qué?

― No. ―repite y regresa su mirada a los legos. Frunzo el ceño y hago una mueca.

― ¿Por qué no? Le dices mamá a mi madre.

Karla se refería a mí como la tía de su bebé. Eso... puede ser.

― ¿Tía? ―Harriet me mira y hace una mueca con sus finos labios de "no me convence".

― No gusta.

― Tu mamá era como mi hermana. ―le explico y ella sólo me mira―. Ahora no lo entiendes, pero tampoco pienso explicártelo, son cosas de adultos que te explicaré más adelante. ―se cruza de brazos y entorna los ojos.

― ¿Mi mamá?

― Sí, tu... ―trago―. Tu mamá. La que...

― Kala. ―me corta y yo alzo las cejas pero rápidamente vuelvo a la serenidad.

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora