Capítulo 21

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El audio de Harry

Jueves, 31 de mayo.

― Es a las seis.

― Sí, pero yo llegaré a las siete. ―le explico nuevamente a mi asistente y este solo asiente. Desde que llegamos ayer en la tarde a Miami él ha estado un poco nervioso, no me he atrevido a preguntarle el por qué.

Él se encuentra sentado en una butaca cerca del espectacular balcón de mi enorme habitación. Fue cuestión de suerte que la habitación de Kate quedara al lado de la mía, sin embargo... ella salió sin avisarme.

― Mañana estaremos visitando la sucursal. ―le informo y él me mira para asentir y luego posa su vista nuevamente en la Tablet de trabajo―. Puedes salir y dar un paseo si quieres. ―él me mira casi sorprendido―. No me digas que pretendías quedarte en tu habitación toda la noche.

― Pensé que... ―carraspea.

― ¿Quieres ir a la convención? ―le propongo y él traga duro―. Oh, vamos. ¿Qué te sucede? ―le inquiero y él desvía la vista―. Has estado muy raro, Wilmer.

― Todo está bien, sólo me duele un poco la cabeza. ―masculla.

Listo. Él tiene algo pero no quiere decírmelo y yo... no voy a meterme en sus problemas.

― Bueno. ―me encamino hacia la peinadora―. Ya sabes, si quieres salir puedes ir.

― Quiero ir a la convención. ―se apresura a decir y evito mirarlo. Okay, ¿Por qué tiene ese anhelo en su voz? ¿Qué hay en la convención?

― Bien, entonces deberías ir a arreglarte. ―escucho su risita y lo miro ceñuda. Me da una mirada llena de disculpa y tose.

― Soy hombre, las mujeres necesitan dos horas para arreglarse, los hombres...

― Vale, vale... ―lo corto manoteando―. Igual puedes irte, ya se acabó el trabajo por hoy, ve a tu habitación. ―él se pone de pie―. A las seis y media debes estar listo. ―agrego y a los diez segundos me encuentro sola en la habitación.

Me dedico a aplicarme algo de maquillaje en mi rostro, puede parecer ridículo pero siempre uso un maquillaje básico, nada del otro mundo porque no sé maquillarme a nivel Dios, en cambio Kate... ¡Esa loca! ¿Cómo se atreve a salir del hotel sin avisarme? Demonios, son las cinco de la tarde y ella dura más de dos horas arreglándose, ¿Acaso no vino conmigo sólo para acompañarme a la convención? ¿Dónde carajos está?

Mientras me estoy poniendo una camisa un tanto vaporosa escucho que mi teléfono suena. Desde que estoy al frente de la Constructora Belfort estoy obligada a que mi teléfono suene y extraño el vibrar. Lo ignoro y me pongo un chaleco, luego elijo unos tacones de infarto que probablemente no me dejen dar un paso luego de una hora estando de pie, pero me importa muy poco. Cuando me siento nuevamente en la peinadora para arreglar mi cabello recuerdo la llamada telefónica que ignoré hace diez minutos. Exaspero y me encamino a la cama, cojo el teléfono y ahogo un grito al ver que se trataba de Sam. Rápidamente le devuelvo la llamada y esta vez él no me contesta. Intento tres veces más y nada.

― ¡Demonios! ―lanzo el teléfono en la cama y cuando pienso patalear recuerdo que llevo zapatos altos.

Me enfoco en hacer algo productivo con mi cabello y cada diez segundos miro la pantalla de mi Smartphone. Como si no sonara.

― No tengo suerte. ―espeto con mala cara y doy un respingo cuando llaman a la puerta. Resoplo con exasperación y camino hacia la puerta con cara de pocos amigos.

― ¡¿Qué es lo que llevas puesto?! ―exclama Kate irrumpiendo en mi habitación. Ella lleva un vestido hermoso, elegante y discreto.

― ¿Dónde estabas?

No huyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora