Capítulo 21

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Jennifer

Todo es oscuridad. Todo es confuso. Al abrir mis ojos me siento desorientada cuando veo a Demon a mi lado sacudiendo mi hombro.

—Despierta que la película se está poniendo buena—. Me habla muy relajado como si hace un momento no me hubieran intentado matar.

Me acerco a él y le susurro:

—¿No me he movido de aquí? ¿me quede dormida? —, sueno preocupada y eso provoca que sus cejas se arrugan y me mire extraño.

—¿Dónde más vas a estar? Empezó la película y te quedaste dormida en esa silla.

Me enderezo y miro fijamente la pantalla. La película apenas va por la mitad y mi cerebro intenta asimilar lo que acaba de ¿soñar? No puede ser posible que esto fue una aterradora pesadilla. El dolor que sentía era de verdad... se sentía real.

<< ¿Qué me pasa?>> mi respiración se acelera y mi mente se nubla.

Una mano acaricia la mía y bajo mi mirada para ver la mano de Demon entrelazada con la mía. Él no me mira. Observo su perfil y un sentimiento raro inunda mi pecho y ese cosquilleo en la parte bajo de mi estómago regresa.

<<¿Por qué estar a su lado se me hace tan familiar?>>

Sostengo su mano con más firmeza y le doy un leve apretón. Sus ojos grises chocan con los míos marrones y el huracán regresa revolviéndome las emociones que él provoca en mí.

Demon con su pulgar acaricia una parte de mi mano y todo a nuestro alrededor se apaga. Solo estamos nosotros. Demon es tan perfecto. Todavía me cuesta creer que él es el mejor amigo de Gabriel. Que todo este tiempo tenía la espinita que podía ser Iván, pero no... siempre fue él.

Algo me atrae a él. Algo me exige que este a su lado.

Las luces se encienden y la película acaba. Gabriel se pone de pie y Demon aleja su mano de la mía. Ese gesto provoca un vértigo en mi cuerpo. Me pongo de pie y abandonamos la sala de cine. Todavía tengo la sensación de esa pesadilla.

Gabriel va delante de nosotros y Demon camina más lento para estar a mi lado. Por el rabito de mi ojo observo como me mira en varias ocasiones y una sonrisa que oculto rápido aparece sin poder evitarlo.

Este día es tan irreal que todavía creo que estoy en ese sueño. Siento como su mano roza con la mía y mi mano cosquillea para que la entrelace con la de él.  Gabriel se detiene y se voltea hacia nosotros.

—Voy al baño—. Nos dice—. Ustedes vayan al carro que yo los alcanzo—. Y desaparece.

No miro a Demon y continúo caminando. Siento su presencia atrás de mí. Con cuidado bajo por las escaleras mecánicas, él baja otro escalón y se para a mi lado.

—¿Está todo bien? —, pregunta con un poco de interés.

Asiento con mi cabeza.

—Me dijeron que no quieres comer—. Después que dice eso, volteo mi rostro para mirarlo con mis cejas fruncidas.

—¿En qué te afecta? —, sueno grosera, pero nadie entiende lo que se siente que te sirvan un plato de comida y tengas ganas de vomitar, que la garganta se te cierre y no puedas ni comer una cucharada.

Demon se queda en silencio.

—Discúlpame... todo se me está acumulando y no te mereces que me desquite contigo—. Suspiro—. Solo tengo miedo...

Caminamos por el centro comercial y me atrae a su cuerpo abrazándome con su brazo izquierdo. No dice nada... solo se queda a mi lado.

—Gracias...—, susurro.

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora