Jonathan
Acaricio la mejilla de la mujer que tengo al frente y me siento el hombre más afortunado del mundo. No me canso de ver esos ojos tan hermosos que tiene, los que me enamoran cada vez más cuando me miran con ese brillo especial que solo ella posee. Tampoco puedo negar la hermosa sonrisa que tiene, al igual que su risa contagiosa y la alegría que transmite con tan solo hablar.
No nos dejamos de mirar y sonrío al verla tan enamorada como yo lo estoy de ella. Jennifer no me lo confiesa de todo, pero con tan solo ver en cómo me mira, en cómo solo me sonríe a mí... sé que le gusto y mucho.
No tengo palabras para explicar lo que siento. Bueno no volví a sentir nada como esto sino después de...
—¿Podemos ir a la feria? —, Jennifer interrumpe mis pensamientos.
—Para eso te traje, tonta—. Agarro su nariz entre mis dedos, dándole un pellizco.
Aleja un poco su rostro para que yo suelte su nariz, pero la apretó más dejando que ella me hable con la nariz tapada y sonrío al escucharla.
—¿Falta mucho para entrar?
—¿Por qué preguntas tanto? —, suelto su nariz.
Desvía su mirada de la mía, quito una de mis manos que se encontraba en su cintura para poder agarrar su mentor y volver a conectar nuestras miradas. Su rostro es de pura pena y vergüenza.
—Nunca he estado en una feria—. Susurra mirando un punto fijo en mi camisa.
Mis ojos se abren impresionados y paso mi pulgar en su mejilla.
—¿Nunca?
Sus ojos se vuelven tristes.
—Mis papás nunca me dejaron ir a una—. Juega con un mecho de su cabello—. Me decían que ese no era un ambiente para alguien como yo—. Se aleja de mí y me da la espalda.
Me levanto de la moto y me acerco a ella, rodeando mis brazos en su cintura y recuesto mi mentón en su hombro.
—Discúlpame si te hice recordar, mi amor.
No quiero arruinar este momento haciéndola recordar momentos tristes. Sé que sus papás y su pasado son temas muy complejos, pero quiero que ella olvide todo y siempre verla feliz... y no así; triste, con miedo, afligida.
—Ahora hago cosas que antes no les prestaba atención, solo para darles el gusto a ellos y ahora me pregunto ¿ya no soy lo suficiente para estar con ellos? ¿ya no soy la hija perfecta que ellos siempre quisieron? O ¿Por qué sigo extremándolos sabiendo que ellos me dejaron sin importarle mis sentimientos?
Volteo su cuerpo y la miro atónito por lo que me dice ¿Está tan herida? No sabía que se sintiera así, que le siguiera doliendo el abandono de sus padres, pero bueno eso es algo entendible. Jennifer es tan noble, pero le han hecho tanto daño que ella no se da cuenta de lo grandiosa que es, pero sobre todo que ella no tiene la culpa de nada.
<<¿Cuánto daño te han hecho, mi estrellita?>>
—Tú no tienes la culpa de nada. Quiero que sepas que lo que ellos no te dieron, te las daré yo y lo que todavía no has hecho en esta vida, las haremos juntos—. Sostengo sus mejillas y ella inclina un poco su cabeza hacia atrás para poder verme.
—A veces extraño tener una familia, tenerlos a ellos a mi lado o, aunque sea saber que volverán a casa y dormirán en el mismo techo que yo—. Su voz sale quebradiza y sus ojos son invadidos por las lágrimas.
La atraigo a mi pecho, dejando que se desahogue y llore todo lo que quiera. Sin embargo, la conozco y sé que es una orgullosa que no deja que nadie la vea llorar, que la vean triste. Para Jennifer sentir, es una debilidad y quiero eliminar esa idea de su cabeza. Quiero que vea lo hermoso que se siente volver a querer, lo increíble que se siente amar a alguien.
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Una vida llena de secretos
Romance[Borrador] Por el abandono de sus padres, Jennifer se ve obligada a irse a vivir con sus tíos paternos en Berkeley california. Ella esconde muchos secretos unos más oscuros que otros. Jennifer conocerá un grupo de amigos que la harán volver a creer...