Capítulo 6

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Jennifer

—¡Jennifer, levántate! —, victoria grita desde donde sea que este.

¿Para qué quieren ir a la playa tan temprano? Son las siete de la mañana y la fiesta empieza a las diez.

Me arropo la cara para dejar de escucharla y poder seguir durmiendo. Al rato alguien se acuesta conmigo y me remueve el brazo, por mi parte intento ignorarlo, pero se vuelve más insistente.

—Seas quien seas, déjame en paz—. Me muevo queriendo alejarme del ser tan horrible que quiere despertarme.

—¿Te puedes levantar, Jenny?

Me retiro la sabana de la cara y me volteo, observo como se acuesta al lado mío.

—Quiero dormir, Victoria.

—Todos están dormidos en la sala, vestidos como los niños buenos que son. Faltas tú y no lo volveré a repetir.

Se va de la habitación y me estiro antes de sentarme con las piernas cruzadas, paso las palmas de mis manos por mi cabello y me levanto yendo directamente al baño.

—Está bien—. me levanto perezosamente.

Busco mi mochila, la dejo encima de la cama y soltando un bostezo busco mi traje de baño. Al tenerlo entre mis manos voy al baño y me cambio. Salgo del pequeño cuarto y me pongo un short negro, dejando la parte de arriba del traje de baño al descubierto, al final saco unas sandalias negras y me las pongo estando lista para irnos.

Salgo de la habitación y a pasos lentos voy a la sala en donde todos me esperan. Al asomarme todos incluyendo a victoria están dormidos en los sillones. Una sonrisa se me escapa al ver a todos los chicos con sus cabezas recostadas en cada hombro del otro. <<Se ven tan tiernos>>. Saco mi celular y les tomo una foto como recuerdo.

Lentamente me acerco a ellos y grito asustándolos:

—¡Buenos días! —, todos pegan un salto y Cristian se le escapa un grito levantándose.

—¡Casi se me explota el corazón! —, dramatiza él.

—Que dramático—. Ruedo los ojos con una sonrisa en mis labios.

Cristian se acerca a pasos rápidos y me fijo en su rostro, en la barba de hace días sin afeitar, sus labios finos y sus ojos azules llenos de diversión.

—Si me muero, ya no tendrás a tu futuro esposo.

Ahogo un risa y asiento con mi cabeza siguiendo este teatro.

—Tienes razón, futuro esposo ¿Qué haría yo sin ti?

Él está a punto de estallar en risas, sin embargo, me sigue el juego guiñándome su ojo derecho.

—Me necesitas, futura esposa. Estamos destinados, el mundo nos quiere ver juntos.

Antes de poder decir algo Jonathan se levanta y se acerca eliminando el contacto visual entre Cristian y yo. Pasa unos de sus brazos por mi cintura y empieza arrastrarme fuera del lugar.

—Se nos hace tarde.

Cristian se acerca a la velocidad de la luz y jala el brazo del hombre que me tiene agarrada de la cintura.

—¡Hey! No puedes llevarte de esa manera a mi mujer.

Oh, eso no le gusto para nada a Jonathan, porque me atrae más a su cuerpo y me lanza una mirada completa para luego concentrarse en Cristian.

—¿Tu mujer? —, suelta una risa amarga— No es ni tu mujer ni la mía, ¿lo entiendes?

Él le da su mejor sonrisa para contestarle con toda la arrogancia del mundo:

Una vida llena de secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora