Lluvia de Marzo

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Volvía a las 7:31 p.m a casa, era un atardecer realmente bello, por alguna razón contemplé de manera más atenta los pequeños detalles, la acera recién mojada, los pequeños charcos que se formaban en los pequeños huecos que hacía el contorno del camino, las hojas que se movían al compás del viento el cual arremetía contra los árboles con recelo, el ambiente no estaba para nada mal, quizá era por mí actual renuncia ¿a quien iba a engañar?

Odiaba ese trabajo, a los 24 años me imaginaba haciendo algo diferente, no un trabajo de escritorio que me mantuviera ocupado 16 horas del día - de verdad que me encantaría un té - dije en voz alta, a la vez que alzaba la cabeza al aire y movía un poco la sombrilla - y encima llovizna, ahhhhhhhhg.....grandioso.

Suelo ser quejumbroso, culpo a mis ayeres por mis malos hábitos, pero de nada sirve quejarse ya, Erick era un imbécil con toda la extensión de la palabra, ya no soportaba nada que tuviera que ver con el o con el trabajo, fue lo más sano que he hecho por mi en mucho tiempo, el único inconveniente es el ingreso del dinero, la renta de este mes, el recibo de agua, luz y no digamos de Netflix e internet ¡carajo! - ¡¡Y encima está playlist de mierda!! ¿¡Quién coño es Charles Brand!? - grite a la vez que apartaba el auricular derecho de mi odio - las personas que transitaban por la calle reaccionaron a mi arranque de ira por supuesto - me disculpe en voz baja - seguí caminando y volví a colocarme el auricular - ¿Ven? Un mal día; solo quiero llegar a casa, quitarme los zapatos, poner una taza de té y recostarme, bastante tengo por un día (que les digo, ¿les dije que soy quejumbroso?).

Seguí caminando alrededor de 29 minutos, tome una par de autobuses y un taxi, me detuve un par de veces para replantearme mis opciones y solo atinaba a decir "vaya día de mierda" al menos mi playlist sonaba a todo volumen reproduciendo Jimmy Smith casi todo el tiempo, una tranquilidad para mí alma, era como estar entre nubes, no es que odiara a la gente, pero ¿Has convivido últimamente con ellos? Solo tengo una palabra ahora mismo "horrible" parecen una serie de monos esperando por un plátano a medio comer, distantes y difusos, quizá sea yo el problema, no lo sé, no pienso mucho en ello.

Como de costumbre, entre a Coffee donuts, una muy buena cafetería de la cual soy orgullosamente cliente por hace más de un año, se encuentra a unas cuadras de mi hogar, fue el primer lugar al cuál acudí después de que me mudara a esta parte de la ciudad

¿¡Que tal todo Sam!? - me recibía una vez más esa voz ronca, áspera y vieja.

Me quite ambos auriculares - bahhh - dije - ¿Un mal día? - me preguntó - asentí con la cabeza - toma asiento, enseguida te atiendo. La clientela ha sido excesiva hoy - decía en tono burlón, pues a demás de una señora de la tercera edad sentada al fondo de la cafetería, éramos las únicas almas dentro de ese establecimiento.

Después de unos minutos aquella voz  ronca regreso con una taza de té - aquí tienes, cortesía de la casa - ¿¡Que, enserio!? - sí, fue un día difícil - ¡Vamos! ¿A qué viene tanta amabilidad? - ya te dije, fue un día duro - me estás diciendo que en estos casi dos años, está es tu primer taza de cortesía, ¡ja! Y yo pensaba que no tenías sentido del humor - siempre hay una primera vez ¿No es así? - asentí con los hombros mientras bebía aquel té, aquel mítico y delicioso té (¿Qué por qué es especial? Pues verás, al combinar el te verde con mango, obtienes una maravilla de bebida, deberías probarlo).

¡Aaaaaah! Cómo siempre, maravilloso, hace que olvide porque estaba enojado, pfffff y dime - ¿Que tal va la cafetería? - hubo un silencio que se pudo percibir entre miradas - ¿Todo bien? - pregunté - el solo se limito a verme a los ojos - obvie que algo pasaba, pero, preferí no preguntar - bien, como sea, tengo que irme, gracias por el té - me levanté y deje los 49.79 del té sobre la barra, salí por la puerta con calma y con un poco más de humor.

Debí haberme llevado un muffin - pensé.

Doblando la esquina, sobre la calle de mi apartamento frente a las jardineras yacían Javi y Marco, dos de mis buenos amigos, pero ¿Qué hacían ahí? Me puse a hacer un poco de memoria y recordé que hoy saldríamos todos juntos a una gala por el proyecto que hicimos en conjunto a cerca de una corriente cinematográfica que resulto ganador, así es, supongo que teníamos madera de cineastas.

Aunque para ser sincero, lo menos que pretendía hacer era vestirme de una manera elegante y dar un discurso frente a un montón de desconocidos, era un día un tanto desesperante para mi; de alguna manera conseguí escabullirme por las escaleras contra incendio del edificio eludiendo por completo a Javi y Marco, agradecí por mis habilidades ninja y continúe mi camino.

Ya en mi apartamento, deje la bufanda sobre el perchero que yacía en la entrada, me quite el calzado, estire un poco los pies, mi cuerpo y mis dedos, di un largo pero bien merecido bostezo, proseguí a encender la luz. Se podía apreciar mi bien preciado lugar de reposo, un sofá con pliegues y un acabado grisáceo me esperaba junto con mi televisor de quizá unas 60 pulgadas, la verdad no recuerdo cuanto mide en estos momentos; sobre mi, una lámpara un poco desgastada con ornamentos negruscos y una bombilla al centro, una ventana que da a la calle y refleja el atardecer pálido acompañado de nubarrones que sirven de lienzo para el cielo entero, por delante las puertas que conducen a mi habitación y más adelante la cocina, si, era un tanto pequeño, aunque pude conseguir un mejor lugar si no fuera tan quisquilloso con querer vivir en el centro, ya era muy tarde para arrepentirme.

Me di una buena ducha, puse algo de comida fría en el microondas a la vez que veía un programa a cerca de como evitar la calvicie temprana, toque un poco mi pelo, he de decir que mantenía su carisma, pero no podía evitar pensar en los 4 o 5 cabellos que encontraba mientras me enjabonaba el cabello. - Quédate hasta los 35 - lo decía mientras deslizaba ambas manos de atrás hacia delante sobre mi cabeza.

El resto de la noche siguió su rumbo, sin sobresaltos o alertas, seguí viendo programas de televisión pensando a su vez por donde debería de empezar a buscar trabajo, los cambios nunca me vienen bien, si no fuera por mi colitis crónica, creo que no lo pasaría mal, bahh, pensar y pensar como adulto apesta ¿Dónde se fueron aquellos años donde solo me preocupaba por columpiarme sobre los arboles, juegos y demás lugares? o mas triste aun, cuando solo dependía de mamá y papá y unas palabras de animo eran todo lo que se necesitaba para hacerte sentir bien, ummmm supongo que mi padre tenia razón, esos años pasan rápido.

Me fui a la cama pensando en todo lo que hubiese hecho diferente, los amigos que me hubiese gustado conservar, las cosas que deje de hacer por miedo al rechazo, las personas que ame y nunca me atreví a declararme.


9 de Marzo

Empieza como un sonido, como un susurro, una llamada, lo ves pero te confunde, no lo reconoces de inmediato, marca las 6:55 a.m  con un 03/09 a un costado.

Hace mucho que no escuchaba esa alarma, era la alarma de mi centro de mesa cuando era niño, - que horrible tono - es lo primero que pienso al intentar encontrar mis lentes en mi mesa de noche, pero por mas que trato de dar con los lentes, no los puedo tomar con mis manos poco agiles, para emperorar todo, no alcanzo a tomar la mesa de noche que siempre se encuentra a mi derecha -¿huh? - digo con voz baja, pues aun estoy despertando y me cuesta enfocar las cosas.

Me apoyo en ambos brazos sobre mi colchón, el cual hace un ruido un poco peculiar, además, se siente mas acolchado, pero no le presto atención, levanto la cabeza para ver la habitación, empiezo a enfocar, en este punto me comienza a dar un poco de vértigo, pues, lo que veo, no es mi cuarto privado, no hay ningún sentido, no hay un solo mueble, cómoda, mesa, silla, incluso accesorios que pueda reconocer. 

Me levanto de un sobresalto y ahora si empiezo a preocuparme, mil cosas estan en mis cabeza pasando en instantes, me parece tan familiar pero tan ajeno lo que tengo alrededor, me siento aterrado, trato de conservar la calma y aprieto fuerte mis manos contra mi pecho (eso me da seguridad y es un habito que tengo desde niño).

Camino hacia la puerta un poco asustado, nervioso y confundido, con lentitud me acerco a la manija de la puerta, la muevo tratando de hacer el menor ruido posible, sigo sin reconocer la casa en la que estoy, volteo a la izquierda y hay una puerta color caoba con una manija entre tonalidades de cobre y plata, me extraña ver a ese nivel la puerta, parecen mas grandes de lo que suelen ser, deduzco que debo estar en una casa de gigantes, sigo caminando por el largo pasillo hasta que al fondo, puedo ver a un niño de alrededor de unos 11, quizá 12 años el cual se detiene a la par que yo, mirándome fijamente. Estoy apunto de hacerle una seña para que no haga ruido, es entonces, cuando la pesadilla comienza.....

- ¿¡PERO QUÉ CARA..........!?- se escucha un grito de niño por toda la casa. 












Sueños de MarzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora