Chapitre quinze

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Me senté en el suelo de la sala de estar junto a Jungkook y lo abracé tratando de calmarlo, pero él temblaba y soltaba pequeños sollozos sin fin. Mi corazón se rompió por completo al escucharlo llorar tan desconsoladamente cuyas lágrimas derramadas en mi cuello eran de desesperación y cansancio, de una persona que estaba harta de la situación y ya no podía más. Y me dolía tanto, ¿por qué demonios aquella señora lo había hecho llorar de esta manera? No quería que nadie le hiciera daño nunca más, jamás.

—Jungkook —murmuré en su oído y aquel se aferró más a mí, abrazándome y llorando.

—Ya no puedo más —dijo entre llantos—. Me tiene tan cansado.

—Desahógate conmigo —le dije—. Si quieres expulsar todo lo que estuviste guardando, entonces llora o háblame, yo te voy a escuchar —susurré despacio y él lloró más fuerte.

Mi estómago se contrajo y se hundió haciéndome doler en todo mi ser. ¿Por qué era tan feo escucharlo llorar? Mis ojos se pusieron nublados ahora, yo realmente no quería seguir viéndolo así y no me gustaba para nada, pero si él necesitaba seguir desahogándose entonces estaría todo el tiempo que necesitara para calmarse.

—No me dejes solo —jadeó desperado cuando me corrí un poco y él se aferró más a mí, sujetando mi camisa con fuerza—. No te vayas, por favor. No lloraré más, no me odies —sollozó.

—¿Cómo podría odiarte? —mi voz salió quebrada y triste—. ¿Por qué piensas que podría odiarte? No te voy a dejar solo, jamás.

—Todos me odian —lloró—. Todos se alejan de mí.

—Mírame —rápidamente separé su cabeza de mi cuello con ambas de mis dos manos y miré sus ojos colorados llenos de lágrimas, la punta de su nariz roja y sus labios temblaban demasiado. Verlo una vez más así hizo que una descarga eléctrica recorriera mi cuerpo de pies a cabeza. ¿Dónde estaba esa sonrisa que me gustaba tanto? — No sé qué te habrá ocurrido en el pasado, pero yo no soy todos. Yo no te odio y no podré hacerlo jamás. Nunca me alejaré de ti.

Porque me gustas demasiado.

—Quiero creer que así será —me dijo entre jadeos por el llanto y limpié las lágrimas que estaban cayendo por sus mejillas con mis dedos pulgares—. Eres el único para mí, Jimin —volvió a llorar con eso último y solté un suspiro acercándome a él mientras besaba su frente con cariño.

—Puedes confiar siempre en mí, porque yo jamás te haré daño.

Él asintió y seguido me soltó, limpiándose las lágrimas por sí mismo y jadeando despacio. Me quedé quieto mirándolo y acariciando su cabello.

—¿Podrías decirme que ocurrió? —le pregunté porque realmente quería ayudarlo, pero respetaba su decisión si no estaba preparado para decírmelo.

Sin embargo, él asintió.

—Mamá —murmuró quebrado—. Piensa que soy un desperdicio y un gasto, quiere que regrese a casa con ellos porque no sé cuidarme por mí mismo —sorbió su nariz y bajó su cabeza, tomé su mejilla y él se apoyó en mi mano—. No confía en mí. Desde que me mudé solo hace unos años, todos los domingos pasa a verme para ver si no cometí algún tipo de locura o si no eché a perder la comida y estoy harto de eso —volvió a llorar—. Soy un adulto ahora, crecí. Ya no soy ese mocoso atorrante, ahora sé lo que quiero y estoy bien así.

—Creo que sólo se preocupa por ti.

Inmediatamente, Jungkook negó.

—No, para nada —me dijo levantando la cabeza y mirándome—. Yo no le importo, a ella le preocupa que no manche la reputación de la familia Jeon cuando a mi papá no le importa eso —se rompió en la última palabra y lo abracé, acariciando su cabello—. Ella quiere que busque un trabajo de medio tiempo porque si soy un adulto, entonces ya no me mantendrán más y me dice que debo pagar por mis cosas —soltó—. ¡Pero no tengo tiempo para trabajar ahora! Jimin, tu sabes que estoy casi todo el día en la universidad y luego paso al gimnasio-

Samedi • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora