Chapitre vingt-huit

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"Vayan a sus lugares, arrojen sus ropas y pongan cara de muñecos. Todos piensan que somos perfectos. Por favor, no dejes que miren a través de las cortinas. Foto, foto. Sonríe para la foto. Posa con tu hermano, ¿no serás una buena hermana? Todos piensan que somos perfectos. Por favor, no dejes que miren detrás de las cortinas. Casa de muñeca, veo cosas que nadie más ve~"

La voz de Jungkook cuando cantó sonó distante y fría, sus ojos estaban más opacos que nunca y su corazón latía muy despacio. No sabía que le había ocurrido esa vez como para que hubiera aparecido un jueves a las tres de la mañana en la puerta de mi departamento pidiéndome consuelo, sólo me dijo "Peleé con mamá" y se tiró a mi pecho abrazándome sin decir nada más. Incluso cuando le había cuestionado sobre lo ocurrido, él prefirió guardar silencio y no decirme absolutamente nada. No me enojé. No iba a obligarlo a hablar sobre algo que no quería. Y hasta el día de hoy, seguía sin saber que significó aquella canción y su letra.

"¿Y eso?" recordé haberle preguntado después cuando casi estábamos a punto de quedarnos dormidos.

La imagen de Jungkook a mi lado me hizo estremecer. Recordarlo dolía. Y dolería por mucho tiempo más. Recordé que él negó con la cabeza, se acurrucó más en mi pecho rodeándome con sus fuertes brazos y suspirando fuerte. El tacto lejano de su piel con la mía todavía quemaba en mi cuerpo como si ayer lo hubiera estado abrazando por última vez.

"Dollhouse" él soltó en un murmuro casi inaudible que se perdió en las paredes de mi habitación para siempre. "De Melanie Martínez. Mi familia y yo somos como unos muñecos en una casa de plástico." soltó una risa lejana y volvió a negar.

Todavía acordándome de ello, yo volvía a fruncir mis cejas sin comprender absolutamente nada. Inmediatamente esa noche lo relacioné con la disputa que había tenido con su madre antes de venir a verme y pensé que lo había dicho sin valor alguno, como cuando estabas enojado y decías cosas sin sentido que luego se perderían en la nada. Pero ahora, justamente en este preciso momento que caminaba detrás de la ancha espalda del señor Jeon vestida por un traje de empresario de élite que gritaba profesionalismo con tan sólo verle los zapatos bien lustrados reduciendo con cada pisada en el suelo de la sala, comprendí el verdadero significado de la canción que Jungkook cantó aquella noche.

Siquiera las paredes bienquistas me parecían falsas ahora, incluyendo las flores plásticas del jardín que Jungkook tanto cuidaba. La casa gigante y de buena familia me había dicho aquella primera vez que vine que todo estaba bien. Tan sólo fui uno más del montón de personas que se dejó engañar por las apariencias de la fachada.

"Por favor, no dejes que miren detrás de las cortinas".

Los cuadros en las paredes, la sala estaba bien arreglada y limpia, las muchachas de la limpieza recogían las botellas de vidrios esparcidas por la mesa de la cocina y el olor al alcohol golpeaba con fuerzas en mi nariz mientras nos dirigíamos hasta el jardín. La señora Jeon yacía inconsciente con el maquillaje corrido por las lágrimas durmiendo sobre la mesa mientras sujetaba con fuerzas la botella de un whisky y las joyas de oro se esparcían por el suelo debajo de ella. Nunca pensé que algún día estaría dentro de una casa de muñecaa y de una cigüeña, que conviviría con una típica familia coreana de estándar alto que, pretendían ser quienes realmente no eran.

Jamás me imaginé que los Jeon eran así.

Y ni siquiera sabía cómo sentirme al respeto, estaba tan sorprendido que ya no sabía en qué pensar. Solamente me preocupaba saber de Jungkook y conocerlo al fin, conocer a la persona que me robó el corazón y se marchó de mi vida sin decir más nada. Ira, enojo, decepción o tristeza, no podía sentir nada eso más que mi mente diciéndome "Te lo dije" varias veces y hundiéndome en la mentira cada vez más.

Samedi • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora