Chapitre vingt-deux

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Ese día, hacía dos años atrás, llovía en Busan como nunca antes lo hizo. Las grandes goteras parecían perforar la tela de mi sombrilla y el agua cada vez se acumulaba más en la calle. La noche oscura complicaba demasiado el tránsito y la gente corría desesperada por la vereda tratando de refugiarse en algún sitio. Los cables sueltos en los pilares hacían cortocircuitos indicando que en el cualquier momento se cortaría la luz.

Había llegado a la clínica a la misma hora de siempre, a eso de las nueve en punto y cargaba sobre mis hombros la mochila donde estaba llevando todo lo necesario para pasar la noche allí, como todos los días. Por lo que me apresuré en caminar rápido bajo los saludos de las enfermeras una vez que me sequé un poco, dejando la sombrilla en los casilleros y me metí dentro del elevador más desmotivado que nunca. Me había dado cuenta que cada vez que pasaba un día allí, las esperanzas se volvían nulas. Sin embargo, no podía mostrarme tan abatido frente a ella cuando se suponía que debía darle ánimos para continuar.

Era agotador no saber si en ese momento estaba tomando el último elevador de la noche o si todavía quedaban más elevadores por tomar. Mi mente estuvo en blanco, no había nada más que la salud de Hyolin que me mantuvo preocupado a cada segundo de esos días. No tenía sentimientos, no sentía absolutamente nada en mi corazón. Era como si hubiera estado en un tipo de shock. Me movía como un robot programado. Como que de un día al otro ella entró en esa camilla con miles de cables en su robusto cuerpo y los gritos de su madre culpándola de todo tras enterarse de la enfermedad, los golpes de su padre en mi rostro por no haberla protegido y por dejar que todo esto ocurriera. Y mis propios papás que habían venido desde Geumjeong-Gu tras la noticia diciéndome que no me habían criado para convertirme en un sinvergüenza, que me olvidara de heredar las granjas de mis abuelos y que nunca más querían oír algo de mí.

"¿Cómo vas a dejar morir a esa chica?"

Pero... ¿Qué iba a saber yo lo que estuvo sucediendo en ese momento? ¿Qué íbamos a saber nosotros? Sólo habíamos sido dos jóvenes inexpertos queriendo vivir como adultos, pretendiendo estar juntos con el único propósito de ser libres de las cosas que nos rodeaban, de querer abrir nuestras alas y volar lejos de las manos de nuestros padres que nos habían estado controlando desde toda la vida. Y cuando habíamos llegado a nuestra felicidad absoluta donde nadie se nos interponía, Hyolin cayó desmayada al piso y al día siguiente resultó tener leucemia avanzada, dos meses después estábamos esperando su muerte al lado de su cuerpo en huesos sin la más remota idea de que nadie nos dijo que las esperanzas existían y que existían de verdad.

Así que esa noche entré devastado y cansado a la habitación, era viernes. Dejé mis cosas en la entrada y me giré con una leve sonrisa, llevándome una sorpresa que me hizo salir por completo del shock y haciéndome entender que estuve tan ciego desde que habían internado a Hyolin, que no supe ver lo que estaba pasando realmente. Ella no estuvo en la cama como siempre esperando por mí o por Aeon. Los cables estuvieron desconectados y los sueros con el medicamento goteando, mojaban las sábanas blancas. La rubia sollozaba fuerte sentada en el marco de la ventana con los pies al precipicio y la lluvia cayéndole, empapando su cuerpo de treinta y siete kilogramos, a punto de tirarse al vacío.

Ni siquiera supe que había pasado en ese momento y ahora que lo estaba recordando de nuevo, mi cuerpo se heló y mi corazón sentió el miedo que sentí en ese instante. Sólo me acordé de haberla agarrado de las axilas en el preciso segundo en el que se soltó.

—¡Déjame! ¡Déjame Jimin! —ella gritó en mis brazos cuando logré bajarla de la ventana e intentó soltarse de mí.

—¿¡Qué estás haciendo, Hyolin!?

—¡No puedo más! ¡Me duele y estoy cansada! —gritó en sollozos moviéndose de un lado a otro tratando de soltarse de mi agarre y correr hacia la ventana—. ¡¿Por qué no me dejas morir?! ¿¡Por qué!?

Samedi • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora