Chapitre dix-sept

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Aquella noche, vi los ojos tristes de Aeon mirándome y por primera vez en mucho tiempo desde que lo conocía, encontré la tristeza consumiéndolo por completo. Tal vez ahora cuadraba todo, el porque siempre me preguntaba por Hyolin, el porque ella siempre había sido su prioridad ante cualquier otra cosa y el porque últimamente me hablaba de la rubia a menudo, diciéndome que solían chatear a diario y reforzando la amistad que habían tenido antes de que ella se marchara a Seúl. Ahora todo tenía sentido. Aeon se enamoró de ella y yo no podía culparlo.

Después de todo, el corazón elegía a quien querer.

Así que me había quedado sin palabras luego de escucharlo, sólo llevé mi mano a su hombro sabiendo que su amor quizás no era correspondido y sintiéndome abatido por él, le asentí en apoyo y palmeé su cuello después con una sonrisa. Minutos siguientes, de mi boca salieron las palabras que no pude decir en ese momento.

"No te rindas. Pero si sucede algo en el futuro, no seas como Moon."

Mi relación con Aeon regresó a la normalidad durante toda la semana, él volvió a trabajar en mi área y se mantuvo molestándome en todas las mañanas, diciéndome que pronto sería la reunión de trabajadores en el bar de siempre y que debía asistir. Asentí contento, porque ahora podía llevar a Jungkook conmigo y después de tremenda noche que pasamos juntos aquella vez, ya no me volvería a aburrir nunca más.

De todas maneras, nunca imaginé que los días de la semana transcurrieran tan lentos y que el deseo de ver a Jungkook se incrementaba al pasar las horas. Yo quería verlo. Incluso llegado al sábado, su recuerdo de aquella noche que me besó a las afueras de su departamento era imposible de salir de mi cabeza. Quería verlo, abrazarlo y besarlo, tenerlo entre mis brazos y quizás, no dejarlo ir nunca. Por lo que, llegado el sexto día de la semana, mis deseos se cumplieron al fin.

Me sentí tan libre otra vez y mi manera de ver las cosas cambiaron muchísimo desde que Jungkook estaba a mi lado. Antes pensaba que ser libre era básicamente sinónimo de individualismo, pero con el tiempo me di cuenta que una persona también podía ser libre con otra, mientras que ambas disfrutaran de la sensación placentera de la libertad. Y me sentía como un pájaro rodeado de árboles en un bosque inmenso lleno de animales silvestres y flores en primavera, ya no me sentía ese cuervo solitario en invierno, que sólo comía los restos de los demás animales. Ya no era Park Jimin el solitario, ya no más.

Incluso a veces me daba la sensación que debido a la manera tan asfixiante que latía mi corazón cuando estaba al lado de Jungkook, de mi espalda emergerían alas y volaría tal mariposa en primavera y brillaría en el cielo junto a los rayos del sol y me bañaría de la mañana tibia, espléndida y mágica. Como saliendo de un capullo, como el delfín nadando entre las olas, como una supernova explotando en el espacio y las olas golpeando las rocas en las costas.

—Me di cuenta que adoro la manera en la que tus cejas se fruncen cuando estás pensando detenidamente en algo —la voz tenue y melódica de Jungkook me interrumpió a mi lado.

Salí de mi pequeña ensoñación cuando la vista enorme de la ciudad de Busan se posó en frente mío, los enormes rascacielos debajo de mí parecían torres brillantes y los vehículos circulando por las carreteras, hormigas. Suspiré cuando mi compañero de baile había comenzado a trazar mis cejas con su dedo índice y lo miré de reojo, él sonreía.

Nos encontrábamos solos en lo que era el perímetro de la ciudad de Busan, en una de las tantas colinas que daban la vista al espléndido centro de la región, al lado de una carretera sin nombre. Habíamos salido de 15feetunder a eso de las tres de la madrugada y Jungkook no tuvo mejor idea que traerme aquí, él había estacionado su motocicleta a nuestro lado mientras nos quitábamos nuestros abrigos dejándolos sobre el frío césped y nos sentábamos juntos encima de éstos.

Samedi • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora