Que. Jodido. Estaba.Sí, que jodido estaba porque no había dejado de pensar en Jungkook y en sus labios de cerezas, en haberlos tenido tan cerca de mí que incluso sentí el choque de su aliento fresco contra mi boca. Y parecía que él era un hechicero, porque cuando mirabas a sus ojos te quedabas ahí, hipnotizado en sus orbes oscuras y con el deseo carcomiéndote de pies a cabeza.
Y desde esa noche en mi departamento, algo cambió entre nosotros. Quería decir, en los últimos dos meses que estuvimos saliendo juntos todos los sábados, sólo nos llamábamos para asegurarnos si íbamos a ir a 15feetunder o no, nada más. Casi siempre hablábamos un día antes de salir, pero desde aquella noche cuyas luces de rascacielos nos iluminaron, Jungkook me mandaba mensajes y me llamaba a diario.
Todos los días, a cada momento de la jornada y en cada hora. Jungkook siempre me preguntaba cosas como que estaba haciendo y sacando conversaciones triviales que por supuesto a mí no me molestaba para nada. Era algo nuevo y me gustaba. Me gustaba hablar con él a diario, mandarnos mensajes, memes de alguna serie que habíamos visto y contándonos anécdotas de nuestra vida. Hablar con Samedi se había vuelto una rutina, lo sentía cerca de mí a cada hora. Si bien había dicho que me gustaría tener presente a Jungkook todos los días de la semana y no tan sólo los sábados, esto era alucinante; quizás no era la manera en la que lo anhelaba, pero me sentía satisfecho.
Estaba conociéndolo cada vez más, olvidándome por completo que él tenía pareja y que yo estaba metiendo la nariz en donde no me llamaban.
Estaba mal.
Por lo que noche buena llegó y la noche de sábado estaba nublada, hacía mucho frío. Las luces de colores adornaron 15feetunder y el árbol de navidad cerca de la barra era hermoso. Mi corazón latía con tan solo sentir el roce del hombro de Jungkook a mi lado en el taburete tomando de su bebida y mi mano temblaba sujetando el regalo que le compré para el día de hoy en el bolsillo de mi chaqueta. Mordí mi labio inferior intentando callar todos mis demonios internos y me senté firme mirando hacia la pista de baile, faltaba media hora para las doce de la madrugada.
¿Qué hacía antes de conocer a Samedi? ¿En qué solía pensar cuando me sentaba en este mismo lugar y miraba a los jóvenes bailar? Tal vez pensaba en nada y dejaba que mi mente se consumiera con las canciones, como si aquellas fueran una droga. No pensaba. Y bebía mucho, demasiado. Me la pasaba bebiendo cerveza casi toda la noche y en la pista bailando con cualquiera que me moviera las caderas. No pensaba en otra persona, Hyolin desaparecía de mi vida y el amor para mí no existía. No había nada en mi corazón. ¿Por qué ahora todo lo que rondaba en mi cabeza era Jungkook y tan sólo Jungkook?
Jungkook. Jungkook. Jungkook.
No había nadie más aparte de él.
Era...era un poco fastidioso, yo no quería pensarlo, no quería anhelarlo, no ansiaba besar sus labios de cerezas y conocer el paraíso. Yo no quería enamorarme de él.
—Es la primera vez que pasaré navidad aquí —me dijo él, acercándose a mí.
—Me contaste por Line que el año pasado estuviste solo porque tu familia había ido al extranjero y tu novia la pasó con su familia —asintió y suspiré, me giré a mirarlo—. Yo la pasé aquí —le sonreí—, aunque noche buena cayó viernes, el local abrió de igual manera.
—¿Solo? —asentí.
—Mi ex...—bajé la cabeza y negué—, ella no estuvo conmigo.
Recordé la noche buena del año pasado y le di un gran trago a la cerveza. Hyolin estuvo en el hospital, mal, en terapia y con el veinte por cierto de pasar con vida la noche. Y yo aquí, escapando de la realidad, como siempre.
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Samedi • Jikook
FanficPark Jimin y Jeon Jungkook se conocen en una noche fresca de sábado donde las luces de la discoteca "15feetunder" en Busan, iluminaron sus almas para conducirlos por el mismo camino de sus vidas. Uno es solitario, amante de las salidas nocturnas y e...