Capítulo 17 🖤

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"Si así va a ser la cosa"

Agarré a Rebecca del brazo y la llevé detrás del mostrador. Como había pensado, allí estaba el sótano, en una pequeña compuerta cuadrada que iba en escaleras de madera hacia abajo, donde apenas una mínima luz alumbraba el camino. Sin pensarlo bajamos rápidamente por aquellas escaleras, y en cuanto tocamos tierra firme, nos quedamos sin movernos en el lugar. Desde abajo se escuchaba claramente lo que decían, y por demás, ya que los gritos de Priscilla retumbaban en todo el lugar.

—¡Tiene mucho que explicar Rosette! —se oía como ya estaba dentro del despacho.

—No sé qué le debería explicar —Rosette le contesta con un tono neutro, tranquilo.

—Mi marido a estado actuando extraño estos días por culpa de esa poción de fertilidad, me ha dicho que consumiría su energía paulatinamente, pero nunca este molesto cambio de actitud.

"¿Acaba de decir poción de fertilidad?, ¡Fertilidad!"

—¿Realmente pensó que su esposo seguiría siendo el mismo de siempre a pesar de sufrir síntomas como jaqueca, cansancio desmedido y deficiencia física?, usted debió haberlo previsto, o en todo caso, haberse resignado en no tener hijos...

—¿¡Que culpa tengo yo que mi esposo haya sido estéril?!

"¿Es-estéril?"

—Oh, por los cielos señorita —en un leve susurro Rebecca me aprieta el hombro.

—Shhh... —la callo.

Eran increíbles las ganas de gritar un "qué" gigante al escuchar tal revelación. Entonces estaríamos hablando de una poción con el poder de darle la capacidad a un hombre estéril de dar hijos a cambio de la energía vital de esa persona. Supongo que puede funcionar tanto en mujeres como hombres. Por la tardía concepción de sus hijos la adoptaron a Deva, pensando que la condesa no era capaz de tener hijos, cuando en realidad el del problema era Sergei, y ella se dio cuenta de ello, por lo que opto por una bruja para que le brindara una solución no natural.

—Si se hubiera abstenido a tener un segundo hijo no tendría estos terribles resultados, él podría vivir más tiempo, y los síntomas empezarían mucho más tarde —Rosette continuaba con calma.

—Sabe que necesitaba una niña, no podía fallar. Estaría perdida...

"Una niña... ¿Por qué tan empecinada?"

—Ese es su problema, no mío —los pasos de Rosette se oyen acercarse al mostrador.

Las pisadas de Priscilla la seguían detrás con rudeza.

—No te he pagado tanto para que me dieras estas respuestas —Priscilla suspira en su hastío —al menos deme algo con lo que pueda quitar del medio a esa niña odiosa.

"Esa creo ser yo"

—Ya sabe que yo no vendo veneno, ni nada con fines destructivos.

—No hablo de matarla, de todos modos, su doncella prueba todas sus comidas antes, así que no me serviría.

En un impulso me doy la vuelta para ver la dura expresión de Rebecca. Todo este tiempo se había preocupado por mi salud, por mi vida, y estaba más enterada la condesa que yo. Me entristecí momentáneamente al ver sus ojos diciendo que no me preocupe. Recordé cuando me dijo que me protegería con su vida, y al parecer no estaba mintiendo. Cerré fuerte los ojos por una cierta culpa y seguí escuchando la conversación con la vista hacia arriba.

—Quisiera algo para que la duerma por mucho tiempo y tenga un efecto tardío, así lo podrían consumir las dos y tendría el tiempo necesario para volver a poner las cosas como estaban. La devolvería al olvido, como todo debería ser... —la oscuridad de sus palabras llego a enfriar mi espalda.

LA SOMBRA DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora