Capítulo 22 🖤

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Las horas pasaban dibujando un agujero de incertidumbre en la mente de Sharon. En la mansión Del Fatsia había comenzado un protocolo de investigación, una profunda limpieza que terminó en la nada, como si fuera un solo intento impulsivo que estaba hecho para autodestruirse y no dejar huellas de ninguna conexión. Por lo tanto, lo que se estimaba era un atentado hacia la familia Clermont, específicamente a la hija mayor. No fue sencillo para Sharon encontrar tal conclusión, ya que en hurtadillas tuvo que espiar en las reuniones de su padre, el duque. Tenía sus maneras y sus rincones localizados para enterarse de lo que no le estaría permitido. Pero volviendo al caso, ella no estaba realmente inquieta por ello, sino del hecho de que su carta de invitación había sido rechazada.

—¿Está seguro de que esta es la respuesta a mi carta? —Sharon pregunta desconcertada al mayordomo.

—Así es mi señorita, no hay error.

Ella parecía leer y releer el contenido del sobre cuando su madre entra en su habitación por el ruido. La duquesa Violett se veía tan despampanante como las musas de los cuadros realistas, llevando un vestido beige con encajes en flores blancas, al contraste de Sharon que vestía un lila claro con pequeñas incrustaciones en magenta.

—Mi amor ¿qué es lo que sucede? —la duquesa camina lentamente al lado de su hija —te respondieron la carta.

—Lo hicieron, pero me han rechazado la invitación.

—¿Enserio?, a ver —toma la carta con ambas manos y ojea cada palabra. —¿La señorita Deva está enferma?

—Al parecer, aunque no lo dicen explícitamente madre —camina hacia la ventana y frunce el ceño mientras observa el amplio jardín —¿no te parece sospechoso?, en todo caso me pudieron haber puesto cosas como: "más adelante, o en otro momento, o cuando se reponga estará extasiada por ir", pero solo repiten las disculpas.

—Esta es la letra de la condesa —dice Violett concentrada.

—¿La de su madre?, ¿Por qué no la escribiría Deva si la carta fue dirigida a ella?

—No estoy segura, tal vez su estado era tan grave como para sostener una pluma —baja la carta y prosigue seria —o simplemente no quiere ver a Deva teniendo una buena relación contigo Sharon.

Sharon se veía más confundida, ya que sería extraño que una madre no estuviera interesada, o repela la amistad que podría tener con ella, la hija del duque Del Fatsia. La duquesa hace un gesto con la mano y el mayordomo se retira diligentemente.

—Una idea ha estado flotando en mi mente, pero puede que este equivocada.

—Dime por favor madre.

—Bueno, puede que la condesa tenga algo que ver con las desgracias de esa niña —Violett suspira —se sabe que nunca la ha querido y sus propios sirvientes guardan distancia por ello.

—Pero no podría llegar al extremo de contratar a alguien para que se infiltrara en nuestro territorio —Sharon observa pensativa a su madre —además... no, pero no lo puedo entender.

—Esta bien que no lo entiendas hija, a mí también me resulta impensable —la duquesa se acerca y abraza los hombros de su hija —eres un tesoro para mí, lo más importante, y pensar que hay otras mujeres que rechazarían de tal manera a sus hijos, aunque no sean de sangre, no importa, es algo doloroso.

Sharon acaricia los brazos que la rodeaban y se da vuelta para enfrentar los ojos entristecidos de su madre.

—Lo importante es que no te des por vencida —dice la duquesa tomando sus mejillas —iré contigo mañana a visitar a Deva, sé que te preocupa.

LA SOMBRA DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora