Capítulo 58 🖤

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Bajo una noche profunda de luna llena caminaban dos esbeltos hombres de mirada relajada. Uno de esos dos hombres era Denis, como siempre vestía un chaleco pintoresco y zapatos de hebillas plateadas, además de su carismática sonrisa que la gente en sus presentaciones de magia ilusionista siempre admiraba. Pero era contrastante el hombre que lo acompañaba, ya que vestía muy cuidado y sensato. Colores opacos pero agradables a la vista, con un pantalón de lino gris que afirmaban sus largas piernas. Su hermosa apariencia rivalizaba con su compañero Denis, con cabellos cortos de un negro carbón y ojos de una miel intensa. Su edad rondaba los cuarenta, en comparación con Denis que no llegaba a los treintaicinco. Y esta amistad a los ojos de extraños era bastante llamativa, pero en esta ocasión las calles empedradas de la Capital estaban vacías, y solo las voces de estos viejos amigos ambientaban la noche.

—Gracias Marco por acompañarme a tomar unas cervezas, estaba un poco aburrido sin Abel rondando la casa —Denis golpeaba con gratitud el brazo del amigo a su lado.

—Tenía tiempo libre —Marco se frota la zona golpeada sin dejar de mirar hacia adelante —sin embargo, es extraño que salga a una fiesta, siempre estaba inmerso en su trabajo. A veces pienso que mi intervención fue muy imprudente.

—¿Qué dices? —Denis levanta la voz entre risas —siempre estaremos eternamente agradecidos a ti por recomendar a Abel en la asociación de Emisarios, si no fuera por ti, tal vez mi hermanito no hubiera podido cumplir sus deseos.

Un silencio se expande hasta que Marco contesta luego de un suspiro.

—No, incluso sin mi hubiera podido llegar, aunque no desde tan joven —mira hacia la luna —es que lo siento más como un hijo, y verlo tan serio en la vida me hace pensar que se está saltando la diversión. Después de todo, aunque mi vida se haya vuelto aburrida ahora, una vez fuimos jóvenes ruidosos y enamoradizos... bueno, parece que tú lo sigues siendo —mira a Denis de soslayo.

—Bueno, no es mi culpa que no hayas encontrado a una mujer tan maravillosa como mi Rebecca —le responde extendiendo sus brazos a los lados —además, tu eres el único que se rehúsa a volver a amar —continuo más serio.

—Me es imposible... —Marco entrecierra sus parpados con una sombra nostálgica —aunque lo intento, mi corazón solo a pertenecido a una sola mujer, y a perecido con ella.

La mirada de Denis había cambiado a una expresión entristecida, en sus recuerdos se había formado el amor de su amigo y su trágico final. Solo podía entender su condición y apoyarlo. Era su mayor, de ojos con pliegues por su edad, y manos tan maduras y ásperas por tiempos difíciles. En otras palabras, era para Denis el hombre que más admiraba en la tierra.

—Vamos, nadie te forzara a nada, yo sé muy bien lo especial que era ella para ti —golpea en la espalda de Marco, pero esta vez con bastante fuerza, dispersando todo el amargo ambiente.

—Tienes la mano pesada, ven que me toca a mí —Marco levanta la mano con intención de golpearlo, pero Denis pega un salto con la suerte de haber llegado a la puerta de su casa.

—Tendrá que ser en la próxima —contesta sonriendo con nerviosismo, salvándose de la fuerza superior de Marco —espero se vuelva a repetir esta reunión amigo.

—Siempre has tenido mucha suerte Denis —contesta en una sonrisa —bien, te veré luego —saluda con una suave sonrisa y continua por el camino recto, con sus manos en los bolsillos del pantalón.

Denis siguió con la mirada a su amigo hasta que desapareció de su vista y expreso una sonrisa a medias, pero antes de poder abrir la puerta de su casa, una sombra de entre el espacio entre dos paredes de las casas del frente había aparecido. Él se queda mirando en silencio y reconoce la atmosfera de la persona encapuchada.

LA SOMBRA DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora