LA SOMBRA DEL DESTINO

Capítulo 38 🖤

"¿Esta es otra visión?"

Era un día glorioso, la nueva salvadora y protectora del reino había sido hallada, cumpliendo con la profecía predestinada. Desde el nacimiento de Jissel el Rey sabia de su existencia, pero delante de su pueblo pretendía que fuera un suceso reciente, para que la gente no hubiera presentido el ocultamiento de algo tan importante. No le convenía hacerla visible antes de que todos sus poderes despierten, por lo que su estrategia se había cumplido a la perfección, y las facciones en contra de él no podrían hacer nada para influir en sus deseos. La bruja del Caos había amenazado la paz, un ser endemoniado que se creía extinto hace cientos de años, y que de un día para el otro declaraba la muerte de los humanos, así que ese momento fue el mejor que el Rey pudiera elegir, dándoles esperanzas a su gente. Y casi instantáneamente de su presentación ante la sociedad, se había anunciado su compromiso con el primer príncipe Franz Teodoro Versobia, estrechando aún más la relación del reino con la portadora del gen del Dios Efimeres, una eminencia del cielo. Así, al mismo tiempo, limpiaría el nombre de Franz por su actitud dictatorial y los rumores desagradables de él. Además, este matrimonio podría salvar la vida del primer príncipe, curando su enfermedad, ya que se decía que el poder de Efimeres podía tratar los cuerpos débiles. En caso contrario, la muerte de Franz seria antes de los treinta años, y el Rey quería que siguiera con vida para no darle el trono a Eliot. Y todo eso se había llevado a cabo a pesar de la relación que Jissel tenía con el segundo príncipe Eliot, una que aparentaba ser bastante profunda. Pero los deseos del Rey se impusieron en contra de aquella unión, forzando el matrimonio con su hijo mayor Franz, sin importar el hecho de que jamás se habían visto en persona, y, por consiguiente, su relación fuera nula.

Frente a la gran batalla de los seis años que comandó el segundo príncipe Dominick Eliot Versobia, en la cual tuvo una victoria aplastante, lo único que había recibido de su padre fue una pequeña condecoración y un retiro de varios días como descanso, para luego desintegrar su relación con la actualmente proclamada salvadora Jissel Clermont, quitándole todos sus privilegios de elección y darle la mano de ella a su primer hijo.

Todo se había vuelto un hecho para el resto del Reino, pero dentro de una de las habitaciones del palacio, encerrada por su propia madre, la salvadora se consumía por la desesperación.

—Pero madre, yo no amo al príncipe heredero, yo... — Jissel se sostenía las manos con nerviosismo.

—¿Qué?, ¿quieres casarte con el segundo príncipe? —Priscilla sonríe con desdén —no te confundas hija, tu destino es obrar por el bien del Reino, y debes hacer lo que el Rey dicte. El segundo príncipe no es bueno para ti, él no se convertirá en Rey, fue totalmente ignorado por su padre a pesar de haber traído la cabeza del general enemigo hasta el palacio. ¿No lo ves?, el amor no tiene nada que ver en esto —la expresión de su madre se torcía con falsa consideración.

—Esta responsabilidad, este poder, no lo quiero madre, solo quiero verlo, debe estar sufriendo. Él siempre pensó que su padre se giraría a verlo, notaria sus esfuerzos y llamaría con orgullo su nombre, y yo siempre lo alenté a conseguirlo, pero ahora... ¡tengo que verlo! —Jissel apretaba con decisión sus puños mientras miraba a su madre.

—¿Estás loca? —la condesa borra su sonrisa y la mira con desprecio por primera vez. Jissel retrocede viendo su rostro —No dejaré que pongas en peligro a nuestra familia —le sostiene sus brazos con fuerza, llenando de miedo el corazón de su hija —Cuando sea el momento deberás casarte con el primer príncipe, tendrás que salvar al reino de la bruja del caos, y llegar al trono con la condecoración mayor de Versobia, el Bastón de Sapphire, con ello, nuestra familia será la más poderosa y tendremos la protección del Rey mismo, así será, y tú lo harás como te digo...