Capítulo 44 🖤

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—Gracias por hoy chicas —dije frente a la puerta de mi habitación.

—Ni lo pienses, te habíamos visto muy apagada, solo queríamos que te distiendas un poco —contesta Ruth caminando lentamente para el otro lado del pasillo.

—Espero que no hayamos tomado mucho de tu tiempo —Fridda comentaba preocupada, aun parada en el lugar.

—No, y además me ha servido, la pasé bien.

—Ves Fridda, te dije —Ruth vuelve y toma el brazo de Fridda, arrastrándola devuelta a su habitación —ahora vamos que mañana tenemos clase temprano.

Daba la casualidad de que las dos estaban a dos puertas de distancia una de la otra, a diferencia de mí, que me ubicaba en una sección diferente. Entre ellas no se conocían, a pesar que coincidían en dos materias, y la razón por las que ahora se ven tan confianzudas es por mi intervención. Simplemente fue un día en que Ruth me vio caminar con Fridda y no dudó en acercarse, así es como las presenté. Y ahora habíamos vuelto de cenar juntas, ya que se percataron de mi pésimo humor, y realmente fue una buena idea. Las bromas de Ruth mientras masticaba el pollo, o como Fridda estaba tratando de limpiarle la boca por sus modos, fue muy divertido. Eran tan diferentes entre sí, pero de algún modo se amoldaban perfectamente. Aquello me recordaba con nostalgia a Sharon, ya que me sentía tan cómoda, tan comprendida, y sabía que sus objetivos iban con la misma mentalidad, o similar a la mía. No era como si no me sintiera cómoda con Fridda y Ruth, me hallo realmente relaja y cálida con ellas, y me alegra haberlas conocido, y sin embargo... tal vez por ser Sharon la primera persona que haya venido hacia mí es que tengo cierto favoritismo, aunque el tiempo me lo confirmaría, las conozco hace poco.

Estoy por girar la llave para entrar a mi habitación, pero una voz se cuela en mi oído derecho.

—Deva...

Frunciendo mis cejas miro sobro mi hombro y veo una chica parada, enfrentándome, de cabellos rubios y ojos violetas, con una mirada centrada que reconocí al instante.

—¿Berenice?

—Parece que sí me recuerdas, es bueno. Me enojaría considerablemente si no lo hicieras —se cruza de brazos en una actitud relaja.

Mientras yo suelto la llave encajada en la cerradura y me enderezo.

—Eres alumna de segundo al parecer —observé su insignia violeta oscuro —Y entonces, ¿quieres decirme algo?

Imité su actitud y crucé mis brazos. No pretendía terminar peleando con ella, pero tampoco actuaria, siendo que en esta ocasión nadie estaba cerca.

—Debes pensar que vengo a pelear, pero ese no es el caso señorita Deva —me sonríe de lado —han pasado más de dos años, no soy la misma de antes, ya estoy dejando lo infantil de lado, como veras.

Bajo mis brazos con interés, su manera de entablar esta conversación no me parecía intimidante, tampoco una mera actuación.

—Ya veo... pero sabes entonces que la confianza no se da por unas pocas y simples palabras —entrecierro mis ojos —dime lo que venias a decir, o solo querías pasar a saludar.

—Muy bien —se peina el flequillo y sin emociones continua —quiero aclararte una cosa. No me agradas, y no pretendo ayudarte por empatía, mis acciones siempre se regirán por el porcentaje de conveniencia y su utilidad, ¿si me entiendes?, por lo que te advertiré de algo... hay chicas aquí que están detrás de ti, no te han querido desde el momento en que entraste a esta academia, y un rumor dice que te has reunido con el segundo príncipe. Deberías saber que este no es un lugar para ostentar tus amistades masculinas —sonríe con falsa condescendencia.

LA SOMBRA DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora