Capítulo 41 🖤

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La clase que tuvimos con la profesora Constantina había sido intensa, y siendo sincera, muy interesante. Puede que fueran de las materias menos concurridas por alumnas ya que se rumoreaba ser de las más difíciles de la academia, y no podía decir lo contrario, pero me había gustado, ya que "pensamiento auténtico" estaba muy ligado al pensamiento humano, algo de lo que me he dedicado y profesionalizado. Creía que me iba a ser fácil por eso mismo, pero al mismo tiempo hay perspectivas nuevas que deberé comprender. Como por ejemplo: el desarmado de la información para analizarla en partes y luego conseguir el significado autentico de todo, además de los aspectos positivos y negativos. Es difícil comprender, pero supuestamente en la próxima clase le hará hincapié al tema. Por lo pronto nos dejó más de cincuenta paginas para leer. Tremendo.

Luego tuve materias como matemáticas, geografía, lengua, historia y política. Esas eran de las fijas. Pero lo siguiente de clases opcionales como "pensamiento auténtico", fueron: "Entidades divinas y ocultismo", "Arte y pintura", y por ultimo "equitación"

Por el ultimo estoy maldiciendo. Nos están haciendo correr varias vueltas por la academia y nos observan en todas las direcciones para que ninguna pueda hacer trampa. Dijeron que saber andar a caballo no es solo estar encima de él y hacerlo caminar, sino poder subirse por uno mismo, y claramente ninguna había podido hacerlo sola, ya que no estábamos en buen estado físico al vivir una cómoda vida. En mi caso había fracasado de una forma bastante estúpida. Nos habían dado ropa acorde a la materia, pantalón y camisa, así que me di el lujo de levantar la pierna a mis anchas para alcanzar el lado del asiento del caballo, pero cuando me quise estirar, me dio un calambre que me hizo caer al suelo. Mis compañeras se habían reído a pesar de que ellas lo habían intentado y se habían visto patéticas, pero lo cierto es que les había ganado a todas en cuestión de verse mal. Que fracaso. Pero, en definitiva, en pos de reunir la fuerza para subir por nosotras mismas, ahora estamos corriendo sin parar. Al principio me causaba gracia las expresiones de las demás, al borde de la muerte, pero luego de unos minutos comprendí que yo me debería estar viendo igual.

—Ahhh, ¿Cuántas vueltas llevamos ya?

—Creo que tres...

—¡¿Qué?!, ¡pensé que eran más!

—Eso quisiera yo.

Escuchaba las voces agitadas y cansadas de mis compañeras al frente mío. Por dentro estaba puteando al pensar lo mismo que la chica que había gritado. Además, era la última de todas.

"No sé si llegaré a la sexta vuelta, moriré antes"

—¡Hey!, ¿estás bien? —una chica que estaba por delante de mí se gira y camina más lento para estar a mi lado.

Se la veía tranquila, perfectamente bien. Su condición física era sin duda superior a la de cualquiera de nosotras, y al parecer, como la última, me tuvo piedad. Aunque es raro que una chica de aquí me muestre esta amabilidad.

—Eh, si... bueno no —dije faltándome el aire. Sentía un calor apabullante por mis cabellos sueltos que envolvían mi cuello y espalda.

—Mmm, sí que te ves mal —dijo en una sonrisa la chica de ondas anaranjadas que llevaba en una coleta —tienes un hermoso cabello, pero ahora solo te está estorbando.

Ella con facilidad busca en su bolsillo mientras corre sin bajar la velocidad y saca una gomita de pelo blanca con forma de pompom.

—Toma, me había traído esta de repuesto —me la da, y yo con gran dificultad me ato el pelo bien arriba, tratando de no caer mientras corría por mis piernas ya bastante extenuadas.

LA SOMBRA DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora