La Reina Hada de los Gnomos.

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— ¡Adivinen quien encontró un viejo traje de hada en el ático! —se oyó desde afuera.

Lenore salió corriendo hacia afuera, con una enorme sonrisa como la del Gato Sonriente, dando un portazo; y de paso, asesinando a un conejo blanco, con un gorro de hada color violeta puesto -con algunos detalles-, unas alas y una varita mágica. Ella correteaba y saltaba por un sendero del bosque, en un día soleado.

— ¡Finalmente la hemos encontrado! —exclamó uno de los gnomos que se hallaban, asomando la cabeza detrás de un arbusto.

—Personitas pequeñas y divertidas —señaló, con una sonrisa, la pequeña niña-hada—. Díganme... ¿puedo rodarlos de arriba para abajo por el cerro? —preguntó, insinuando con los brazos.

—Mmm... ¡No! —Lenore se puso triste— ¡Oh! ¡Gran reina! ¡La llevaremos a su hogar! —dijo uno de los gnomos.

— ¡Sí, caaasa! —agregó su acompañante, y el otro prosiguió.

— ¡Hemos estado buscándola por años! Estuvimos muy perdidos en su ausencia.

—Pero yo no soy una...

—Todos tenemos esta vieja foto para recordarla —mostró una fotografía de una hada, con un vestido violeta, y el mismo gorro y varita de Lenore—, pero ahora que la miro... se ve un poco diferente, ¿esta eres tú? —La niña recordó a una vieja hada que, anteriormente, tenía ojos, en una lata de vidrio llena de agua en su estante; junto a la nariz de la mujer fea.

—Hmmm... sí... soy yo —dijo, tocando sus dos dedos índices, uno con el otro.

—Vamos a regresar a nuestro mágico mundo...

Entraron en un árbol, que del lado de adentro, era inexplicablemente grande, con millones de gnomos viéndolos.

— ¡Wow! ¡Hay millones de ustedes, chicos! —exclamó Lenore.

—Sí, hemos estado aburridos, así que hemos crecido en número —explicó uno de los gnomos.

— ¡Wow! ¿Pueden hacer eso sólo por estar aburridos? —preguntó sorprendida la ingenua niña.

—Bueno... no ha habido nada para hacer, así que hemos estado... uh... haciendo asquerosidades... je, je, je —insinuó el gnomo.

— ¿Asquerosidades?

—Tú sabes... haciendo saludos horizontales.

— ¿Qué?

—Feos empujones...

— ¿Feos qué? —hubo un muy incómodo silencio... hasta que...

— ¿Haciendo la bestia con dos traseros? —la niña estaba boquiabierta.

— ¡Oh! ¿Dónde está la bestia con dos traseros? —preguntó, antes que los gnomos y ella se retiraran para ir con sus ahora súbditos.

— ¿Sabes qué...? Vamos a olvidar todo esto por ahora...

— ¡Dios mío! ¡Miren a la gran reina! ¿La están viendo? —gritó uno del montón, y todos se abalanzaron sobre ella.

En ese momento, algo dentro de Lenore se reventó, y comenzó a golpear a dos gnomos, uno contra el otro; y los demás, horrorizados, corrían para todos lados. Una sonrisa maniática se formó en la cara de Lenore.

LUEGO DE 13 HORAS MATANDO GNOMOS...

—Ahora sólo necesito encontrar a la bestia de dos traseros —dijo, sintiéndose que ha cumplido con su misión; fijando su vista en todos los frascos con gnomos muertos en su estante.

Lenore. (Roman Dirge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora