Frito, el demonio.

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Hace mucho tiempo, en el Infierno, un demonio hacía el bien... Su nombre no era otro que "Frito".


Durante cientos de años, él torturó, con miedo, a las pobres almas que al Infierno van.


- ¡Esto apesta! -se quejó Frito, con una mueca de pena.


Tan aburrido se volvió este demonio, que pensó en un plan... Literalmente, le salió una lámpara del cráneo. Podía escapar del infierno, pero escapar tenía un precio.


Frito sonrió de oreja a oreja, había una oportunidad -aunque muy pequeña-. Sólo tenía que intercambiar de lugar con un ángel. Eso era todo lo que Frito necesitaba.


Con las almas de los condenados diseñó una cuerda; él lanzó la cuerda hasta lo más alto del cielo, la subió rápidamente... ¡Qué pequeñín más persistente...! Cuando llegó a lo alto, un ángel hacía guardia y engañarlo no fue tan difícil, sólo lanzo un conejito hacia el Infierno y el ángel se lanzó.


- ¡Necesito ese para mi colección! -gritaba el ángel, mientras caía hacia lo más profundo del Infierno.


Y al final, Frito dejó ese infierno.


Es cómodo saber que todo salió bien; ya que él se hallaba en una cómoda cama, rodeado de angelitas bellas y bebiendo un refresco...


Mientras el ángel abrazaba fuerte a su conejito, en el Inframundo.

Lenore. (Roman Dirge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora