El último baile de la catalina.

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Había una vez, una catalina tan feliz y divina que necesitaba un momento de silencio, pero eso está bien.


La catalina comenzó a bailar... arriba, abajo, izquierda, derecha. La feliz catalina bailaba y bailaba, este baile le provenía muy de adentro...


Finalizó su baile, en trance... ¡qué mal para este bicho! Un dedo lo aplastó, quitándole lentamente la vida a la catalina feliz. Era el dedo de un niño, con remera azul y el número tres en amarillo estampada, el cual estaba acompañado de otro con remera naranja.


- ¡Que asco! -se quejó el niño de remera azul.


-Te dejó una mancha amarilla -dijo de rodillas el otro niño.


Este fue el último baile de la catalina, la cual está en el césped con un intenso dolor.





- ¿Hola? ¿Me escuchas? -dijeron unas catalinas al unísono- Creo que está volviendo en sí.


-Do... ¿dónde estoy? -pregunto la catalina, aún tirada en el césped.


-Intenta no moverte, estás experimentando un trauma severo -le explicó una de las mariquitas. Lo recogieron, y terminó la catalina en el hospital.


-Me... duele... el... rostro... déjenme ver mi rostro -La doctora acercó un espejo a su cara, pero a la catalina no le agradó mucho verse nuevamente el rostro.


- ¡NO! ¡Soy un monstruo! ¡UN MONSTRUO!


Estaba horriblemente desfigurado, y después de que le dijeron que no podría volver a caminar, un terrible vacío consumió a la mariquita.


Pero la venganza es una medicina fuerte. Una vez, alguien dijo que puedes vivir alimentándote sólo de odio, pero es una vida difícil.




Cuatro años después...




-Síp... jugué esto toda mi vida... una vez, yo -decía el niño, pero un suceso inesperado ocurrió.


La mariquita le cortó una pierna, y luego se regocijó.


Y, cuando la venganza se ha realizado, la verdadera curación puede empezar...

Lenore. (Roman Dirge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora