La cama de la muerta.

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Lenore dormía tranquilamente sobre su cómoda cama -adornada de gárgolas-, con su pijama esa hermosa noche... Hasta que la parte superior de la cama fue lentamente bajando, aplastando a Lenore, dentro de ella.


La pequeña niña muerta no notó que ya no se encontraba en su cama, sino durmiendo sobre el aire en un extraño lugar -más que en el que vivía-, hasta que se desplomó sobre el suelo y observó las muchas figuras voladoras del lugar.


Una figura llegó por detrás de la pequeña niña muerta y la hizo caer hacia adelante, pero esta se levantó rápidamente del suelo.


- ¿Qué es ese olor tan raro? Huelo como a galletas... o a muerto... o a galletas muertas -se preguntó a sí misma la pequeña niña muerta- ¿Qué mierd...? -soltó sorprendida, cuando aparecieron entre una nube de polvo, varios animales, de piel azulada y ojos turquesa. Entre ellos: gatos, hámsters, elefantes, jirafas, perros, pájaros y demás.


-Lenore, somos los espíritus de tus víctimas pasadas. Yo he sido otorgado de poder por el más allá, para tener la oportunidad de mostrarte tus errores -comenzó a hablar el espíritu de un gato-, y convencerte para que cambies para beneficio de todas las criaturas de este mundo...


-Uhhh... Eres tenebroso -exclamó la pequeña, sin prestar atención en sus palabras, y el gato frunció el ceño.


- ¿Te has dado cuenta de la destrucción que has causado? Las familias que has devastado, ¿te das cuenta? -preguntó con enojo el gato fantasma.


- ¿Qué? ¿Qué quieres decir...? Yo sólo soy una pequeña niña -dijo, tratando de fingir inocencia.


-Ajá... Y el Sr. Wobies nació así... ¡¿ah?! -contraatacó con enfado, mientras señalaba a un perro aplastado y con los huesos rotos.


-Te dije que ese pudín era malo -se defendió la pequeña niña muerta, para mostrar su ''inocencia''.


-Seguro... -prosiguió el gato- ¿Y qué hay de ese tipo? -preguntó, señalando esta vez a un ratón que solo podía mover la mano para trasladarse.


-Yo creo que... él también era malo.


- ¿Y ese otro? -el gato señaló a una cabra con una cometa en el cráneo.


-Ok... eso lo puedo explicar -dijo Lenore.


-Vamos. -Lenore se acercó a él.


-Él era malo... -el gato se enfureció.


- ¿Entonces, esa es tu excusa? ¿Tú crees que todos los animales son malos? -Lenore comenzó a ponerse algo nerviosa.


-Oh, no, no... Yo amo a los animales... Ellos son graciosos, y algunos hacen popó -Lenore jaló un poco de popó rojiza, tocándola con los dedos-. Todos los animales son mis amigos...


Detrás del cuerpo de la niña, diversas criaturas aparecieron: una gallina, pájaros, y un conejo. Un poco de la popó que sostenía la niña, cayó sobre la cabeza del conejo.

Lenore. (Roman Dirge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora