Llegó la hora de la cita y Lee ya estaba preparado, usaba unos pantalones oscuros ajustados y una camisa verde con los primeros dos botones abiertos, tuvo que comprar ropa nueva cuando se dió cuenta que su ropa elegante le había dejado de quedar hace tiempo.
Mucho pero mucho tiempo.
Salió de casa y se dirigió a la dirección que la hoja de papel le indicaba.
Era el edificio donde Gaara vivía, cosa que no había notado al leer la dirección, Gaara lo había invitado a su casa.
Lee se puso más nervioso al saber que estarían solos en una casa, la última ves que eso pasó ambos terminaron durmiendo ebrios y semi desnudos, no se sabe que podría pasar en esta ocasión.
Miró el reloj una ves más antes de tocar la puerta, decidió no ser tan putual, quería relajarse y tomárselo con calma.
Al tocar la puerta oyó a Gaara decir que pase, así que respiró profundo y entró.
Gaara estaba vestido de forma casual, llevaba un abrigo de cuello alto color blanco y unos pantalones negros ajustados, al mirar a Lee se sorprendió muchísimo y Lee se sintió aún más nervioso por su intensa mirada, en su interior sintió que se había cumplido una de sus pesadillas "llegar a una cita en ropa interior" pero no era así, estaba bien vestido ¿Que tanto miraba Gaara?
-Lee estas...
-¿Estoy?
-Diferente.
-¿Diferente?
-Es la primera ves que te veo sin tu traje verde.
-Ah... Eso... es que esto no es una misión ninja o un entrenamiento, así que decidí vestir normal.
-Si... bueno... te ves bien.
-Tu también te ves bien, aunque te quedaría bien una bufanda roja.
-Bueno no tengo una roja pero lo consideraré, siéntate aquí.
Lee se acercó al desayunador y se sentó.
-Disculpa que cenemos aquí pero el departamento no tiene comedor, no pensé necesitarlo hasta ahora.
-No te preocupes.
Gaara sirvió la cena que el mismo preparó y sirvió algo de vino.
-¿Como están tus hermanos? -Dijo Lee tratando de que no haya uno de esos silencios incómodos.
-Deben de estar empacando, mañana regresamos a la aldea.
-¿Porqué tan pronto? Pensé que durarían una semana.
-Asi era pero me mandaron una carta de un asunto muy importante que no puede esperar.
-Claro, debes tener muchas responsabilidades.
-Si.
Ambos guardaron silencio mientras comían, Lee se golpeó mentalmente por lo incómodo del silencio y lo mucho que trató de evitarlo.
Al terminar ambos se dirigieron al sofá de la sala frente al televisor y se sentaron.
Gaara pensó en mil cosas que hacer para hacer de la velada algo más divertida pero en realidad ninguna de sus soluciones tenían sentido.
-Lo siento. -Dijo Gaara.
-¿Porque?
-Debes estar aburrido.
-En realidad no, pero hay algo que me gustaría hacer.
-¿Que es?
Lee se sentó más alejado de Gaara y se acostó en el sofá, dejando sus largas piernas de un lado y su cabeza descansando en el regazo de Gaara.
-Mmmm mucho mejor.
Gaara sonrió y comenzó a acariciar su cabello, de todas las escenas perfectas que podía haber imaginado Gaara para su cita perfecta ninguna era tan grande como tener a Lee descansando encima suyo, con sus ojos cerrados, sus largas pestañas llamando su atención y sus cejas pobladas que hacen juego perfectamente, enserio le encanta ese chico.
-Gaara.
-¿Mmmm?
-¿Puedo besarte?
A Gaara se le aceleró el corazón, y se sonrojó nuevamente.
-Claro.
Lee abrió los ojos lentamente y se sentó de nuevo asiendo que Gaara se sintiera vacío sin el peso de Lee encima suyo.
Lee se sentó muy cerca de el y tomó sus mejillas con ambas manos para acercarlo a el muy lentamente, tenía todo el tiempo del mundo, no era un lugar público, nadie podría interrumpir, sólo son ellos dos, y lo que sienten.
Lee lo besó de forma suave y profunda, no pudo evitar que su respiración cambiará ante tal sensación, besar a Gaara era la cosa más perfecta que jamás habia hecho en la vida.
Gaara rompió el beso para mirarlo a los ojos y sonreír, se lanzó a el y lo abrazó, se sentia tan feliz.
-Volveré, resolveré todo en mi aldea y volveré lo antes posible a verte.
-Esta bien, aquí estaré.
Desde ese momento la noche fue más llevadera, ambos estaban más relajados, Lee ayudó a Gaara a empacar y habían visto una película, ninguno era muy exigente, así que su primera cita les había parecido perfecta.
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