Paciente 325 | KakaObi

18. ¿Prensa? ¿Noticias? Y... ¿Llanto?

Oscuridad.

Definitivamente es la palabra correcta para describir el lugar donde se encontraba; no podía ver nada más que un vacío oscuro frente a sus ojos y al rededor.

¿Cuál era la derecha? ¿Cuál es la izquierda?

Ni siquiera puede distinguir el arriba y el abajo; soltó un pequeño suspiro de desesperación y frío, se cruzó de brazos tratando de buscar el calor, sus manos eran como el hielo, ni siquiera podía sentirlas correctamente.

¿Dónde estaba parado? ¿Realmente hay un suelo? Se siente tan perdido, asustado y mareado. Por mucho que fuerce su vista, sin importar a que dirección mire, lo único que encuentra es oscuridad con un clima frío.

- ¿Estoy soñando? -Murmuró colocando una mano sobre sus ojos; definitivamente necesitaba guantes, sus dedos se sentían ásperos, como si tuviesen un poco de hielo.

Escuchó el rechinar de una puerta, lentamente apartó su mano, observó hacia al frente, entre cerró sus ojos por la brillante luz que provenía de la puerta y tras esta, se encontraba una silueta que conocía perfectamente.

Inconscientemente sonrió con alivio, una pequeña sensación de tranquilidad y felicidad invadió su cuerpo.

- Kakashi - Llamó aún con su inocente sonrisa, quería moverse, ir hacia esa luz para encontrarse con su paciente; pero en un abrir y cerrar de ojos su cuerpo se paralizó.

Sus brazos, piernas, cabeza... No podía mover nada, excepto su boca y ojos.

- ¿Qué rayos...? - Preguntó alzando un poco la voz por el susto, la situación se estaba volviendo escalofriante y desesperante. - ¿Qué e-está pasando? - Poco a poco, su corazón comenzaba a latir más rápido, entrando en un pequeño ataque de pánico.

Y gracias a eso, pudo ver perfectamente, como Kakashi se alejaba de forma lenta.

- Oye, espera - Pidió asustado, no obtuvo respuesta alguna; el Hatake sólo se alejaba de él, en un silencio que se volvía tortura para Obito. - Por favor, Kakashi... No te vayas...

El azabache se despertó de golpe, sentándose rápidamente en la cama de la enfermería; obteniendo como resultado un pequeño mareo, colocó su mano derecha sobre su frente tratando de tranquilizarse.

Su corazón aún latía de forma rápida e intensa, su boca estaba seca y sus mejillas... Húmedas.

- ¿Un mal sueño? - Giró lentamente su cabeza hacia la derecha, encontrándose con la amable sonrisa de Kurenai; quien estaba sentada en un banco a la par de la cama.

- Sí... Supongo... - Contestó un poco aturdido, ese sueño, o mejor dicho pesadilla, lo dejó con una horrible sensación de ansiedad y preocupación.

- Bueno, eso suele pasar cuando duermes mucho - Comentó sirviendo agua en un vaso.

- ¿Qué? - La vio confundido e impresionado. -Kurenai ¿Cuánto tiempo dormí? - Preguntó de forma desesperada, la mujer abrió un poco más sus ojos ¿Qué le pasa a ese chico?

- Dormiste más de lo esperado... Técnicamente, todo el día -Explicó.

Obito se quedó en silencio, bajó su mirada inhalando hondo; después soltó un gran suspiro levantándose de la cama, esa pesadilla lo dejó inquieto.

- ¿A dónde vas? - Kurenai se quedó sentada en el banco observando como el azabache se acercaba a la salida de la enfermería.

- Al baño - Mintió abriendo la puerta para luego salir.

- Pero no tomó nada... - Murmuró observando el vaso de agua que se quedó en sus manos.

Obito caminaba de forma rápida, de paso observó uno de los relojes que se encontraba en el pasillo; definitivamente durmió todo el día, ya eran las nueva de la noche.